Emilio Carreira
Emilio Carreira / Imagen de archivo
Emilio Carreira, director general de Comunicación del Gobierno de Ceuta

Quisiera empezar diciendo que la disolución de ETA fue una de las mejores noticias de la reciente historia de España. El trabajo sacrificado hasta dar la vida por parte de muchas personas: jueces, fiscales, abogados, cuerpos y fuerzas de seguridad, funcionarios de prisiones, políticos  y un largo etcétera de mujeres y hombres comprometidos con la libertad, dio al final el resultado largamente esperado. Pero no fue un acuerdo de paz entre dos partes, sino la victoria de la democracia frente al autoritarismo asesino y cobarde.

Es cierto que toda la sociedad clamaba porque las pistolas enmudeciesen y la palabra pasase a ser la única protagonista para conseguir fines políticos, porque nuestra constitución no reprime ideas independentistas, sino delitos. ETA y su entorno, clasificaron a miles de personas como enemigos de su “patria vasca”, pero en realidad se trataba de simples personas que pensaban diferente o defensores de esa misma libertad para todos.

La determinación de todos acabó con la pesadilla sangrienta que el independentismo vasco sostuvo durante muchas décadas y, gracias al cual, consiguió un único objetivo: causar un inmenso dolor a miles de familias y degenerar la moral de una sociedad, la vasca, hasta límites insospechados en una Europa moderna, abierta y democrática. Euskadi era una anomalía en medio de Europa que, afortunadamente, ha sido superada.

Pero las grandes enfermedades suelen dejar secuelas y ahora, con las candidaturas a las elecciones municipales, estamos asistiendo a la evidencia de alguna: La presencia en las candidaturas de Bildu de antiguos miembros de ETA, condenados por su pertenencia a la banda terrorista y, no en pocos casos, con sus manos manchadas de sangre inocente. Algunos insisten en que es todo perfectamente legal, pero esa no es la cuestión.

Los partidos políticos hace ya tiempo que aprendieron a distinguir lo legal de lo ético, de lo que la ley dice y también de lo que la ética más básica dice respecto de la inclusión en una lista de alguien sospechoso de nula probidad moral.

Un claro indicio de esa falta de ética pública, es un muro infranqueable en los partidos “normales”, para que alguien forme parte de la política representativa u ostente ningún cargo público. Eso no significa que dichas personas no puedan llevar una vida normalizada, una vez pagada su deuda con la sociedad; pero si Bildu de verdad estuviera comprometido con la no violencia, sólo por el recuerdo del dolor que esas personas causaron, debería haber actuado en consecuencia, colocando en su lugar a independentistas de ideología, pero con las manos y la mente limpia de sueños asesinos, de cadáveres utilizados como ladrillos de la construcción de esa “patria” pavorosa. Pero tal vez eso sea como pedir peras a un olmo, porque nos encontramos con un organización, Bildu, cuyo líder supremo, Otegui, fue condenado por pertenencia a ETA y su portavoz en el congreso de los diputados, Mertxe Aizpurúa, otro tanto de lo mismo.

No es de izquierdas o de derechas defender la vida humana. El borrón y cuenta nueva no vale sin claras señales de reconocimiento de ese error y evitando proteger a quienes, por las causas que sean, enfangaron sus mentes con una corrupción infame. Otegui, Aizpurúa y los demás compañeros verdugos aupados a la categoría de personas respetables, deberían dejar paso a un nueva generación de manos limpias y mientras tanto, ayudar al Estado a terminar de juzgar a quienes siguen impunes de actos tan salvajes contra la vida humana.

Otegui fue elevado a la categoría de “hombre de paz” por el presidente Rodríguez Zapatero. Y Sánchez, que parece encontrar inspiración en él, está convencido de que con esa gente se puede co-gobernar España.

Es posible que con esa gente pueda mantenerse en la moncloa, pero España es mucho más que un palacete ubicado en las afueras de Madrid.

¡Cuidado, señor Sánchez! Cuidado con criticar a partir de ahora la corrupción en el seno de ningún partido. Será difícil creer que usted defiende la integridad de las personas que ocupan los puestos de responsabilidad política, porque se ha tragado que en Bildu la mayor corrupción triunfe y decida los puestos más representativos. Usted justificó una moción de censura a Rajoy por la corrupción. ¿Qué le mueve a seguir de la mano de Bildu tras comprobar que está corrompido hasta la médula? Y un último dato: Bildu y Podemos van de la mano. Menudas compañías.