6 de Febrero. Una cifra, un mes, pero un año después. Después de que 15 vidas hayan perdido su vida en el mar, en la zona de Tarajal que hoy viste nuevamente de luto y que refracta su tristeza en nuestra ciudad y en cada uno de nosotras y nosotros, ceutíes indignados ante esa tragedia.

Cuando situaciones tan dolorosas y trágicas pasan en la sociedad y somos protagonistas directos, es cuando debemos preguntarnos qué es lo que falla, por qué ocurren estas cosas. Pero nuestro prisma cambia cuando pensemos que la inmigración no es un problema, es una situación que siempre ha tenido lugar en nuestra ciudad y por ello, nada mejor que conseguir un consenso, una evolución para regularizar esta situación y donde los países de origen, llegada y tránsito sean ejes fundamentales para una cooperación conjunta y un avance en las políticas migratorias.

Una vez tuve el placer de escuchar una vivencia de un migrante, que en estos momentos se encuentra en Barcelona y me contaba, con lágrimas en los ojos, el calvario que viven desde que dejan a sus familias atrás y lo que buscan es un futuro, o un presente, según como se vea, para simplemente VIVIR DIGNAMENTE.

Una vida digna es un derecho fundamental de cualquier ser humano, por ello, hay que darle importancia a esta situación, a estas personas que en las fronteras ven el principio de una nueva vida y no un tramo final.

Todos y todas somos iguales. Y todos y todas, dentro de nuestras funciones (cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, ONG,s, asociaciones, representantes públicos…) tenemos un sentimiento único e igual. Defender por encima de todo, los derechos humanos, protegiéndolos como si de cada uno/a de nosotros/as se tratase.

Un año más…ponte en su piel. En la piel del que quiere vivir, una vida digna, una vida más humana.