- En el proceso de cambio que está viviendo nuestro país, nuestra democracia va a encontrar soluciones.

Es importante que apelemos a la responsabilidad y a la calidad democrática, para que esas soluciones sean satisfactorias. Siempre que los intereses de la ciudadanía prevalezcan sobre las estrategias, será más fácil conseguirlo.

El viernes pasado en la sede socialista de Ferraz, en Madrid, la Fundación Pablo Iglesias Posse, organizó una conferencia sobre “La democracia”, a cargo de Manuel Villoria, catedrático de ciencias políticas, que también ha sido elegido miembro del Comité de Ética de la UGT. En el momento actual resulta muy oportuno analizar y comentar algunos de los aspectos tratados.

Abraham Lincoln en 1863 definió a la democracia como: “El Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.” Para Juan Linz hay un mínimo a contemplar en una democracia liberal. Diamond Morlino habla de la democracia como: “Suma de igualdad política, soberanía popular y derechos civiles.” Respecto a los momentos y periodos históricos que podrían señalarse durante el siglo XX, Villoria hizo referencia a que después de la expansión de la democracia liberal, a partir de la revolución francesa y la independencia americana, hay unas fechas y fases históricas relevantes:

“ En 1910 se inicia la extensión del sufragio universal femenino. A partir de 1920 surgen movimientos antidemocráticos totalitarios. Después de la segunda guerra mundial se produce un impulso de los avances democráticos con el contrapeso del avance comunista. En 1960 y 70 se produce un retroceso con el incremento de las dictaduras en América Latina y África. Desde 1980 y en los 90 una ola de más democracia llega con la caída del muro de Berlín y del apartheid en Sudáfrica. Termina la guerra fría. En el siglo XXI, con el incremento cultural, las tecnologías y la globalización auguraban más democracia, pero la crisis, el endeudamiento y el terrorismo internacional suponen un nuevo bloqueo.”

Manuel Villoria hizo mención a diversos tipos de democracia, además de la liberal, como son: “ La deliberativa, la excluyente, la de dominio, el modelo húngaro, el venezolano…” En todos los modelos democráticos hay una serie de variables cuya dimensión cambia según las características de las mismas: Ciudadanía afectada por las decisiones políticas. Tiempo de elección. Libertad y felicidad. Relación entre Gobierno y pueblo. Mecanismos de control…

Europa sigue siendo, a mi modo de entender, aunque nos pesen determinadas decisiones y formas de funcionamiento, una de las zonas del mundo donde se puede llegar a las mayores cotas de calidad democrática. No estamos conformes con el nivel de perfección democrática que tenemos, pero en la U.E. y en nuestro país podemos llegar a profundizar, mejorar y fortalecer el grado de calidad democrática que disfrutamos. Sin duda, la corrupción insoportable y el problema del empleo son motivos suficientes para nuestra insatisfacción.

Según Villoria, cuando se habla de calidad democrática tenemos que fijarnos entre otros aspectos en: La satisfacción en la calidad de la gobernanza y los resultados. Que los ciudadanos disfruten de la libertad e igualdad política. Quién interviene y quién influye. Cuándo los ciudadanos tienen poder de evaluar. Eficacia de la acción gubernamental. Acabar con la ley mordaza. Regular los lobbys. Controlar cómo se toman las decisiones. No marginar los aspectos procedimentales, los contenidos y de resultados.

Saber enfrentarse a determinados retos que apuntalan también la calidad democrática: “La imparcialidad administrativa, la lucha contra la corrupción, las mejoras en la contratación pública. El endeudamiento y la falta de colaboración tributaria de las oligarquías económicas. La desigualdad económica. La pérdida de soberanía nacional con la globalización. La imperiosa necesidad de la revitalización y renovación de los partidos políticos…”

Rafael Simancas, aludiendo a la participación de la socialdemocracia en la situación actual, acertadamente hizo mención a que: “ Ser socialista no es solo ejercer, defender las ideas socialistas o gobernar. Tenemos que contribuir a transformar la sociedad, con valores dignos y morales. Según los principios de la libertad, igualdad, derechos humanos, laicismo, la democracia…Ser coherentes entre los principios y la praxis de Gobierno. Somos un partido autocrítico con cosas que debemos mejorar y corregir.” En una democracia de calidad es fundamental la responsabilidad del líder y la organización política que pretende defenderla y reforzarla. Después del 20 de diciembre, Pedro Sánchez y el PSOE han dado muestras de seriedad, honestidad, compromiso, valentía y responsabilidad. Han actuado salvaguardando la dignidad, porque según mi opinión, siempre han privado los intereses de la ciudadanía y la unidad e integridad de España.

Pedro Sánchez siempre ha demostrado, que no se ha olvidado ni un instante de todos los afectados que están pasándolo mal en nuestro país. Procurando que en los acuerdos no queden marginados los más débiles. Salvaguardando el ingreso mínimo vital, una sanidad universal, las pensiones, reformar las relaciones laborales, un pacto por la educación, la ciencia y la cultura… Tratando que en los acuerdos se combata la pobreza, el paro y la desigualdad. Nunca ha dado la espalda al pacto y a la negociación con las fuerzas del cambio.

Ha pretendido defender el diálogo y la convergencia, no invertir el tiempo en peleas y estrategias para futuras campañas electorales. Sin duda, Pedro Sánchez continúa siendo una esperanza y una seguridad para reforzar un posible Gobierno, que potencie nuestra calidad democrática al servicio de toda la ciudadanía española. Sin dejar de reconocer, por supuesto, al partido de Ciudadanos su contribución al Acuerdo firmado entre ambas opciones políticas, que siempre ha sido susceptible de mejorarse. Acuerdo que decisivamente entre sus medidas contempla prioritariamente la regeneración democrática.