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- Afección cutánea contagiosa provocada por un ácaro o arador, que excava túneles bajo la piel, produciendo enrojecimiento, tumefacción y un intenso prurito.

Así es como define “sarna” el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

Menos de tres meses después del naufragio que costó la vida a más de 300 inmigrantes frente a sus costas, los medios vuelven a situar el foco en la isla italiana de Lampedusa. Las imágenes que muestran el degradante proceder con el que se lucha contra la sarna en el centro de acogida de inmigrantes de la isla han causado indignación.

La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, ha declarado que las imágenes le recuerdan a un campo de concentración. La equiparación simbólica entre las prácticas de confinamiento de extranjeros vigentes en Europa en la actualidad y los campos de concentración de tiempos pretéritos resulta inquietante. En Europa siguen produciéndose escenas que activan oscuras conexiones en nuestra memoria colectiva. No sabemos con exactitud qué campo de concentración ni qué momento histórico le vinieron en mente a la alcaldesa Nicolini. Pero podría haber pensado, ¿por qué no?, en el campo de Argelés-sur-Mer, en Francia, en el año 39.

La sarna, junto a la disentería, el hambre, la humedad y el frío, causó estragos en el campo de Argelès-Sur-Mer. Allí acabaron miles de refugiados españoles al término de la Guerra Civil Española. Cruzaron los Pirineos huyendo del fascismo y acabaron encerrados entre alambradas. Confinados a la intemperie, en febrero y junto a la playa, por obra y gracia de las autoridades francesas. Como los “fumigados” en el centro de Lampedusa, los “acogidos” en Argelès tampoco habían cometido ningún delito.

El campo de Argelès fue clausurado en 1941. Sin embargo, las imágenes que muestran lo acaecido en el centro de Lampeudsa indican que en Europa se sigue dispensando un trato vejatorio a personas que huyen de la guerra y de sus consecuencias.

Las sesiones de fumigado y desinfección a los inmigrantes y refugiados acogidos en Lampedusa han disgustado a la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström. Malmström asegura que las imágenes son terribles e inaceptables. Anuncia que la comisión ha iniciado una investigación sobre las condiciones deplorables en muchos centros de detención italianos. Y añade que no dudará en iniciar un procedimiento de infracción para garantizar que se cumplen plenamente los estándares de la Unión Europea.

La investigación a la que se refiere Malmström debería extenderse a los cerca de 400 centros de detención de inmigrantes que salpican la geografía europea y su entorno. La opacidad que los envuelve allana el terreno a la vulneración de derechos.