-Sí, tío. La pobre. ¿Esa no es la que se separó del charcutero?
-Digo, la que se separó porque el marido llevaba años liado con la peluquera del mismo bloque de su casa.
-¿La peluquera que dejó al policía local?
-Esa, un elemento...
-Vaya tela. A ver si se recupera.
-Oye, ¿escuchaste lo del niño que ha dado positivo en Covid y han confinado a la clase?
-No.
-Sí hombre, el niño este que el padre trabaja en el Ayuntamiento y ha enchufado a la mujer en oficinas.
-No me digas que fueron los que se divorciaron y han vuelto otra vez.
-Esos, hombre. Que ella viene de fuera con dos hijos de otro matrimonio y se conocieron en Tinder.
-Anda, ¿Y tú cómo sabes eso?
-Joder, porque me lo ha contado mi amiga Encarni.
-Ah, vale.
-No me digas que no te has enterado de lo de la parejita nueva del bloque.
-¿Los que han llegado hace poco de la península y trabajan los dos de enfermeros?
-Esos, hombre. Que él es de Ceuta y se fue hace años de aquí porque la mujer lo engañaba con el de la inmobiliaria.
-Pues no, no me he enterado.
-Búscalos en Facebook, luego te paso sus nombres. No veas las fotitos que han puesto.
-Cuenta, cuenta.
-No, no, míralo tú. Nada más llegar y lo pillan con la que trabaja de cajera en Mercadona y cuelga unas fotitos que vaya tela...
¿La cajera que se lio con su jefe cuando trabajaba en la tienda de ropa?
¡Esa!
Y así cientos y cientos de historias.
Me encanta Ceuta, llevo ya muchos años aquí, ciudad pequeña, es lo que hay: todos saben de todos, la gran mayoría de cosas serán mentira, pero el ser humano se siente a gusto hablando.
Ceuta, más que ciudad, pueblo. Me gusta Ceuta, pero esta parte me da asco, mucho asco.