Si la vida mucha veces va de ganar o perder, que no creo que sea así... pero bueno, yo siempre he admirado al ganador, al campeón. Deportistas como Nadal, equipos como el Madrid, futbolistas como Cristiano Ronaldo, etc, siempre han destilado ese aire ganador, ese espíritu inquebrantable, ese don, ese gen que les hace ser "mejor" que los demás.

En la vida en general, como en el deporte, se puede "ganar" o "perder" de muchas maneras.

Puedes pensar que eres un ganador porque tienes un trabajo estable y un futuro cuando menos alentador, puedes pensar que eres un ganador porque la vida te ha dado pareja e hijos adorables,  puedes pensar que, simplemente, eres un ganador porque aún no teniendo nada de lo anterior, tienes salud.

La mente de las personas es tan compleja que nos podemos pensar "ganadores" o "perdedores" en infinidad de situaciones muy diferentes. Puedes tener mucho dinero y estar solo, puedes tener a alguien al lado y estar solo, puedes tener mucho amor cerca y no te da para vivir, las combinaciones son múltiples.

Pero he aquí, que de hace algún tiempo para acá le estoy cogiendo más aprecio a los "perdedores". Perder tiene también su aquel, tocar fondo y resurgir de tus cenizas mientras que te haces fuerte, sobrevivir al engaño y la mentira, vencer a la pena, a la tristeza, creer que no vas a poder y que llegue ese día en el que dices: "vuelvo a ser yo". Eso es sublime. Por eso cada vez me cae mejor el Atlético de Madrid, Carlos Sainz o el Alcoyano.

Dicen que en la victoria hay que ser generoso y en la derrota hay que tener dignidad, el problema es que los perdedores tienen, tenéis, tenemos muchas veces que tragarnos la dignidad, a fin de cuentas, ¿no es mejor ser derrotado que creer que has vencido sin saber exactamente porque luchabas? Sí, me encanta ganar, a lo que sea, hasta el parchís, pero la mayoría de
veces cuanto más alto es nuestro ego mayores son las decepciones, los fracasos.

Eso sí que lo admiro de verdad, la gente que sabe gestionar sus emociones en la derrota, con dignidad, con entereza, seguramente porque nos suele gustar lo que no somos.

The winners takes all, dice la canción; yo creo que no, que el perdedor siempre se queda con algo, incluso puede que en la derrota aprenda mucho más.

Ya me atrae más Héctor que Aquiles, el coyote que el correcaminos, la gacela que el León. Ganar es fácil, perder es más complicado, o no... Como decía Woody Allen en una película: "usted me encanta porque es un perdedor como yo", y la otra persona se sentía halagada.

El sur pierde frente al norte, África pierde contra Europa, el ciudadano de a pie pierde contra la banca, el trabajador pierde contra el jefe; mil formas de perder, mil formas de encajar, mil formas de aprender.