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Nadal se estrenará en el Open de Australia ante el anfitrión Bernard Tomic

El número uno del mundo se topa con un duro cuadro. Del Potro, Monfils, Hewitt, Murray y Federer asoman por su lado

El tenista español Rafa Nadal no tuvo excesiva suerte en el sorteo de este viernes del cuadro del Abierto de Australia, primer 'grande' del año y que da comienzo este lunes, y tendrá que afrontar un duro camino para llegar a la final, más liviano para su gran rival, el serbio Novak Djokovic.

Un anfitrión de lujo para la Real

Real Sociedad

"Allí estaré como un clavo. No me lo perdería por nada del mundo". Son palabras de Pedro Ábrego, dueño del Asador Donostiarra y aficionado incondicional de la Real desde siempre. El afamado restaurador navarro, pero donostiarra de corazón -le fue concedido el Tambor de Oro en 2007-, no ha dejado escapar la oportunidad y no dudó en cursar una invitación a la Real para que los jugadores de la primera plantilla, el cuerpo técnico y los auxiliares y consejeros que viajen a Madrid coman hoy en el Asador Donostiarra, uno de los restaurantes que regenta en la capital del Estado. La expedición txuri urdin almorzará en el conocido establecimiento tras el partido contra el Rayo y antes de emprender camino de regreso a Donostia.

"Estoy muy contento. Me hace muchísima ilusión", reconoce un Pedro Ábrego emocionado y es que no es para menos. "Soy seguidor de la Real y sufridor desde que era un niño", especifica el restaurador. "Me acuerdo cuando era un niño todo lo que significaba la Real. Lo era todo", matiza. El Tambor de Oro en 2007 todavía no se ha hecho a la idea de que el equipo de su corazón milite en Segunda. "No me gusta nada que la Real esté en Segunda. Es un equipo que no merece estar ahí. Mi Real es de Primera", significa. Eso sí, el arranque liguero le ha devuelto la ilusión al bueno de Pedro Ábrego. "Vamos líderes. A ver si es verdad y este año podemos conseguir el ascenso. La alegría sería enorme", señala un restaurador que en los años en los que la Real militaba en Primera siempre acogía con los brazos abiertos a la expedición blanquiazul. "No podía ser de otra manera", reflexiona. "Hace años, me ilusionaban mucho cuando venían a Madrid y se quedaban a comer en el Txistu. Si no les daba tiempo, yo les preparaba unos bocadillos para el camino y la pasábamos muy bien", recuerda. "Hemos ido un montón de veces a Barajas con bolsas de bocadillos, con vino, con agua... Era una época distinta a la actual por eso del cambio que ha habido en los transportes, pero para mí era importante darles ese apoyo", asegura.

Muchos han sido los futbolistas de la Real que han degustado mesa en el Asador Donostiarra y muchos los que ha conocido Pedro Ábrego. De todos ellos, "me quedo con Roberto López Ufarte. Es un gran amigo y me gustaba mucho su manera de jugar. Era muy difícil pararle", sostiene el restaurador nacido en Lerin, que reconoce que no es fácil ser de la Real y vivir en Madrid, aunque los tiempos han cambiado. "Se sufre mucho. Se pasa mal siendo seguidor de la Real. Cuando hablabas de la Real, la gente te miraba de una manera rara. Rápido te ponían un apellido y eso duele. Claro que duele", esgrime Pedro Ábrego, un realista de corazón

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