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Meliá reclama vía burofax a Puerta de África “deuda histórica”

- Puerta de África asegura no haber recibido dicho burofax aún, mientras Meliá valora ya acciones legales para reclamar esa deuda, que no quiere cuantificar ni dar detalles más allá del calificativo de histórica

- Sobre las deudas de clientes aparecidas y las acusaciones de falta de veracidad de esa contabilidad, Meliá defiende su gestión como "profesional" y ponen la pelota en el tejado del Gobierno

Despedido por burofax

Hoy he recibido mi primer burofax. Llegaba de Málaga, concretamente de Prensa Malagueña, editora de Diario SUR. Era mi despido. Resulta frío, burocrático y, sobre todo, paradójico: una empresa dedicada a la comunicación prefiere el silencio mecánico y árido de un burofax para despedir a sus empleados. Un sms, incluso el messenger, habrían sido opciones más humanas.

Despedido por burofax (y 2)

El periodismo es la profesión más bella del mundo, dijo García Márquez en un arrebato. Cierto, bella como una jungla, como un atardecer en el campo de batalla. Bella, cruel, apasionante, exigente, infinita, mal pagada, siempre nueva, alienante, estimulante, adictiva, embriagadora y, cierto, bella, muy bella. Pero agotadora.
Llevo apenas trece años en esta selva(un suspiro) con suerte desigual y no hay curso en que no me plantee mandarlo todo al carajo. Algo de lo que no te avisan en la facultad, ese lugar en el que malgasté feliz cinco años de mi vida ignorante de que debía agenciarme un machete pues me esperaba una jungla. Apenas recuerdo de aquel tiempo consejos útiles o avisos a navegantes para lo que teníamos por delante: jornadas infinitas, sueldos míseros, con suerte de mileurista esclavizado; empresarios de la Satrapía, editores iletrados y ratas de las alcantarillas del poder; eso sin mencionar las mordazas invisibles, la autocensura del superviviente, las estupideces de las que tienes que escribir, los tontos supinos que tienes que escuchar...
Pero no crean que esto es un lamento. No. Dejémoslo en pataleta justificada, pero pataleta. Me han despedido hace quince horas y lo han hecho por la espalda, es verdad, y mediante un burofax, cierto, pero no es para tanto, ya me han despedido por teléfono y por sentencia judicial, un burofax suena a broma tecnócrata. Soy un superviviente, créanme. De momento he esquivado la marea. Barrunté el peligro y busqué refugio: ya tengo trabajo de recambio.
Estoy agotado pero me toca empezar de nuevo. No hay más remedio que seguir caminando. Gabriel García Márquez tiene razón, es la profesión más bella del mundo. Pero el periodismo, como la vida, es también como un rinoceronte. Extraña. Acorazada. Aplastante. Increíblemente real.
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