Ni caso Gürtel. Ni escuchas telefónicas. Ni sentencia sobre el Estatuto de Cataluña. Ni nada de nada. Lo que me tiene en un sinvivir, es el pronunciamiento de los servicios jurídicos del Ayuntamiento de San Roque (Cádiz) ante la petición de un vecino que pide una indemnización por la muerte de una de sus vacas, que se produjo cuando huía del acoso sexual de un burro propiedad del Ayuntamiento. Ahí quiero ver yo, si llega a mayores, al juez de paz o al magistrado. A ver cuál es la reacción al argumento del dueño de la vaca cuando alega que el asno municipal -me refiero a la propiedad- entró en su terreno persiguiendo a su bovino «con intenciones deshonestas». Al tratar de escapar del acoso, cayó por un terraplén con consecuencia de muerte. ¿Por qué la Corporación cuenta con un jumento en su inventario? Muy sencillo. Para el portal de Belén viviente de Navidad. El resto del año lo pasa en una finca lindante con la del amo de la res fallecida. Está en juego la responsabilidad patrimonial de la Administración, en este caso local. El vecino afirma que fue el burro el que invadió su terreno acosando sexualmente a la vaca y el Ayuntamiento considera que la vaca provocó al asno. Tanto que, según la noticia de Colpisa, uno de los concejales da su versión de los hechos: «se trata de un burro joven, con mucha fuerza y claro, al salir la vaca completamente desnuda y con las tetas al aire, pues igual el animal se salió de madre y embistió». Y ahí es donde entra mi abuela, con aquella inolvidable frase «no morirás de cornada de burro» cuando nos mostrábamos perezosos o lentos de reacción ante un mandado. En el rifirrafe ¿habrá reacción social contra el alcalde del PP? ¿De qué lado se pondrán los de la ceja y los de «nunca máis»? ¿Por quién se inclinarán Pilar Bardem y los suyos? ¿Habrá consenso entre los dos grandes partidos en defensa de los intereses institucionales? Por favor, Paco -Reyero, of course- sigue la pista. Que no nos oculten el fallo.
