escarmiento

Truena el escarmiento

Ha tronado el escarmiento. Mejor dicho: Zapatero parece haber escarmentado. Después de vaticinar en Nueva York, en septiembre pasado, el fin de las tensiones de la deuda de España y la zona del euro, una predicción temeraria que después de tantas experiencias negativas por prudencia elemental debía haberse ahorrado, ayer comenzó a reconocer que la economía española tardará bastante tiempo en recuperar su pulso vital gravemente dañado.



Entrando en la página solicitada Saltar publicidad