espuma

Demasiada espuma

Nunca fue más cierto que el dinero no compra la felicidad. Ni una vida longeva y apacible. Quien estaba llamada a ser la heredera del imperio farmacéutico Johnson & Johnson murió sola y abandonada a los 30 años. Tan abandonada que la policía no pudo determinar la hora de su muerte porque llevaba tantos días fallecida cuando fue encontrada el pasado lunes por su empleada del hogar que su cadáver estaba ya en descomposición. Nadie había echado en falta a la joven Casey Johnson, hija del dueño del equipo de fútbol americano New York Jets y tataranieta del fundador de la fortuna Johnson & Johnson. Nadie. Ni sus padres, ni su hija adoptiva, ni sus amigas del famoseo y reinas del papel cuché. Absolutamente nadie. Ni tan siquiera la persona que la llamaba "mi mujer", su prometida, Tila Tequila.

Boris Vian: la espuma de la vida

Hay libros que merecen ser celebrados. Cómo éste. Imaginemos un club de Saint Germain de nombre «Demipage», mucho humo de Gitanes y otras hierbas, una trompeta desenfrenada, olas de alcohol bailando cerebros hasta el amanecer y una canción cuyo estribillo repita incansable: «No me gustaría palmarla». Es posible que a ningún presidente de Gobierno, ni ministra de Sanidad le agrade semejante panorama, pero a los seguidores de Boris Vian les volverá locos. «No me gustaría palmarla» es una joyita que pasea por el bulevar de los libros libres sabiéndose deseada. Una experiencia poética y artísti...
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