Desde aquella «Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí»(1997) hasta hoy, Félix Sabroso y Dunia Ayaso nos vienen convencido de que nacieron para hacer reír («El grito en el cielo», «Descongélate»). Poco a poco se han ido aproximando al melodrama («Los años desnudos. Calificada S»), pero hasta «La isla interior», que ayer concursó en Valladolid, no han buscado la lágrima del público. Saben que es su proyecto más difícil: «Estuvimos cinco años moviéndolo», confiesan.
Una enfermera fiel
A cambio han logrado un gran reparto para conformar a esta familia tan árida como el paisaje de la isla, cuyo padre (Celso Bugallo) está aquejado de esquizofrenia. A su lado, una enfermera fiel, pero una madre con el afán controlador de Bernarda Alba: «Se aferra al pequeño poder manipulador que tiene dentro de la familia, eso que también se hace en política. Me ha encantado interpretarla, pero no me gustaría cruzarme con ella», confiesa Geraldine Chaplin. Las consecuencias son devastadoras en sus tres hijos (Candela Peña, Alberto San Juan y Cristina Marcos), que luchan por evitar la herencia paterna y esquivar el lazo materno. «No hemos pretendido representar a los enfermos mentales. La esquizofrenia no es el tema de la película», advierte Sabroso, quien, sin embargo, cree que cualquiera puede verse representado en la castración que en ocasiones intentan los progenitores: «A veces el control familiar es tan fuerte que nos impide avanzar, como ocurre aquí».
Sobre el cambio de registro, Ayaso tiene muy claro que Sabroso es carne de comedia, pero éste insiste en que «uno no quiere tener la sensación de que se repite», e incluso avanza que ya preparan un «thriller».