Ceuta no es el IPC. Ni se vende
Que en épocas de final de campaña electoral -duran cuatro años- todo vale con tal de desprestigiar al adversario y presentarlo en sociedad como el demonio de las siete cabezas, es algo tan cierto como que Dublín está en Irlanda. Negar que las campañas electorales cada vez se libran menos en los mítines y más en los medios de comunicación sería tanto como negar que la fórmula del agua es H2O.