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La protesta anticorrupción pone contra las cuerdas al Gobierno indio

El Gobierno de India está sentado sobre un polvorín. Graves escándalos de corrupción han salpicado en el último año a todos los niveles de la Administración, incluyendo al antes considerado intachable primer ministro, Manmohan Singh, por no actuar contra los culpables. Hartos de una corrupción endémica, los ciudadanos expresan en las calles su disconformidad, en una movilización creciente que hace recordar a las revueltas árabes o el fenómeno global de los indignados.

Los Mossos reprimen con dureza a los indignados y reavivan la protesta

Casi 500 de antidisturbios abren paso a operarios de la limpieza para desmantelar la acampada de Barcelona

La acampada de Barcelona tuvo que resurgir ayer de la nada. Medio millar de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Urbana irrumpieron a la siete de la mañana en la plaza de Catalunya para arrasar la infraestructura acumulada en los diez últimos días por los indignados. La contundente operación policial no dejó nada en pie excepto el espíritu de la protesta y una crispación aún mayor que permitió, a las pocas horas, recuperar cierta normalidad, a excepción de los 120 heridos (37 de ellos Mossos d'Esquadra) que tuvieron que pasar por enfermería para tratarse de heridas leves.

Las promesas de reformas no logran acallar la protesta en Siria

El régimen sirio parece encallado en la duda. No deja de prometer reformas y libertades, pero dispara a quienes las piden. Ayer volvió a anunciarse que el presidente Bachar el Asad estaba a punto de pronunciar un discurso en el que aboliría el estado de excepción vigente desde 1963. Eso no cambió la situación en Deraa, donde los manifestantes volvieron a salir a la calle y volvieron a ser reprimidos con disparos y gases lacrimógenos. Desde el inicio de la revuelta, hace 10 días, han muerto al menos 61 personas.

El régimen sirio ahoga en sangre la protesta

Las fuerzas de seguridad sirias perpetraron ayer una nueva matanza de manifestantes. Ante el crecimiento de la revuelta en la ciudad sureña de Deraa y la extensión de las protestas a otras zonas del país, incluido Damasco, el régimen de Bachar el Asad olvidó las promesas de tolerancia formuladas la víspera y volvió a reprimir con la máxima brutalidad. Hubo al menos 20 muertos, según testimonios citados por Al Yazira. El furor de la multitud de Deraa y los ametrallamientos indiscriminados y ya casi cotidianos demostraron que la presidencia de El Asad estaba en serio peligro e intentaba ahogar la revuelta en un baño de sangre.

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