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The Smashing Pumpkins, mucho ruido y pocas nueces

Cumplidos veinte años del «Nevermind», uno de los discos que marcaron los años noventa, quizá valga la pena recordar otro que se pasó por alto entonces, pero que fue una verdadera joya: «Gish». Era principios de década y adolescentes de toda índole se peleaban por defender sus gustos musicales. Se dividían en dos: los acérrimos seguidores de Nirvana y los que seguían con fervor a la banda de un chico con una particular voz nasal llamada The Smashing Pumpkins, cuya segunda vida ha revivido. Tal carisma de Billy Corgan, autor de letras cargadas de melancolía y desesperanza, no podía pasar desape...
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