No hay manera: los vecinos de Juan XXIII siguen sin local social a la vista. Tras sesenta y cinco largos meses (se dice pronto) de "promesas incumplidas", la entidad que agrupa a quienes habitan la barriada ha terminado por estallar este 7 de marzo de 2024 contra aquel al que considera principal culpable de la situación: Alejandro Ramírez.

Hastiada, la asociación vecinal se ha decantado, una vez más, por el formato de carta abierta para hacer públicas sus quejas, repitiendo, así, una fórmula que se mantiene en el tiempo de manera paralela a esas mismas "promesas incumplidas". "Carta al Sr. consejero de Fomento", reza el encabezado de la misiva, que relata por orden cronológico y de forma pormenorizada los últimos acontecimientos de lo que ya se ha convertido en todo un culebrón.

El Gobierno que preside Juan Vivas dijo en su momento -allá por 2019- que los trabajos para la construcción de un espacio de reuniones no se demorarían más allá de los "siete meses". El problema es que, como suele decirse, 'las palabras se las lleva el viento'. "Podemos demostrar que ninguna de las promesas ha sido verdadera", garantizan desde el barrio, cuyos representantes creen que las autoridades municipales "se han reído de los vecinos".

Denuncia la cúpula de la organización que, pese a la palabrería y la aparente buena predisposición del vigente titular de Fomento, la realidad es la que es: aún no hay local social; tampoco pista polideportiva. En septiembre del pasado curso, dada "la inactividad y la falta de noticias", los portavoces de la barriada solicitaron formalmente a Ramírez una reunión con él mismo y con sus técnicos. Al parecer, los remitentes recibieron entonces la callada por respuesta: "No obtuvimos contestación".

Según la versión vecinal, en octubre, pocas semanas después del supuesto desplante, el Ejecutivo aseguró que las obras finalizarían "en treinta días". En noviembre, otra vez lo mismo: "Treinta días". Al final, ni una cosa ni la otra; las labores de construcción continúan más que paralizadas.

"Nosotros siempre hemos dicho la verdad y nunca hemos faltado a la misma cuando hemos denunciado la inactividad de esta nueva obra", expone la Asociación de Vecinos en el escrito que hoy nos ocupa. La cúpula de la entidad lo tiene claro: "Ha quedado demostrado que, para el Gobierno, nuestra barriada y sus problemas no tienen ninguna importancia". El enfado es tal que hay por ahí, incluso, quien está pidiendo ya la cabeza del consejero: "¡Ramírez, dimisión!".