Se acabó: el Mercado Medieval ha llegado a su fin. Luego de tres frenéticas jornadas de gasto y jolgorio como pocas se dan a lo largo del año, el evento ambulante de los eventos ambulantes volverá a deambular por doquier al otro lado del charco, lejos -muy lejos- de nuestra salada tierra.

El rastro colgó el cartel de 'cerrado' poco antes de la madrugada del domingo al lunes. Pese a que el horario 'oficial' de clausura estaba fijado a las doce en punto de la noche, La Fragua de Vulcano comenzó a levantar el campamento cuando las multitudes empezaron a dispersarse.

En términos generales, el balance ha sido satisfactorio; las Murallas Reales han estado a rebosar durante la práctica totalidad del fin de semana que acabamos de dejar atrás, circunstancia que da buena cuenta de que el medievo sigue estando de rigurosa moda (al menos, en la ciudad autónoma).

A falta de datos fehacientes, desde el área de Cultura, aseguran que, el sábado, "no se podía ni andar". "No cabía ni un alfiler", aseguraba un funcionario de la Consejería que comanda Pilar Orozco. "Esto estuvo a tope", insistía el mismo trabajador público, quien revelaba a este digital que, en esta ocasión, han sido "cerca de noventa" los tenderetes que han tomado cual guarnición militar el antiguo Ángulo.

Tal y como cabía esperar, "el puesto que más vende de todos" ha dado carpetazo a su paso por Ceuta coronándose, de nuevo, como el más exitoso. Según nuestra amiga Alexia, "el recibimiento ha sido muy bueno". "Han sido tres días muy intensos", detallaba la joven, que despejaba todas las dudas sobre un posible regreso a Ceuta con un conciso y clarificador "el año que viene, se vuelve".

Las expectativas de este particular comercio se han cumplido con creces: las ventas de catrinas mexicanas han sido tan buenas que Alexia y su familia están dispuestas a volver a pasar por el trance que supone cruzar el Estrecho para, así, seguir decorando en el futuro los hogares de los ceutíes más atrevidos. "Ha venido algún que otro coleccionista interesado en completar su colección de calaveras", confirmaba la comerciante.

El sentir de que el evento se ha desarrollado con sumo éxito no ha sido solo cosa de unos pocos. Fran, un artesano que fabrica monedas personalizadas a martillazos (literalmente), considera -en la misma línea que el resto de sus compañeros de trabajo- que "ha habido muy buena aceptación". "La gente ha sido muy hospitalaria y muy campechana con nosotros", resumía el asalariado.

El caso de Fran es de lo más singular: dejó su puesto en Renfe -excedencia mediante- para "trabajar en la calle". La de este curso ha sido su primera incursión en la Perla del Mediterráneo, de la que aseguraba haber quedado prendado hasta las trancas: "Me ha parecido un sitio precioso". En lo económico, el artesano calificaba su paso por Ceuta con "un seis sobre diez". A pesar de ese 'bien' con sabor 'suficiente', Fran decía querer repetir: "Amenazo con volver".

Claro está, los puestos de comida han vuelto a cosechar grandes resultados en lo monetario. A este respecto, el clásico asador ha sido uno de los más boyantes. Ojo, porque el de esta edición no ha sido el mismo que acostumbra a venir cada año. Si bien su apariencia era prácticamente idéntica a la de siempre, la taberna que regenta Juan Manuel se ha instalado este 2023 en las Murallas Reales por primera vez en su historia.

Juanma coincide con los integrantes de la promotora en que "la cosa ha ido fenomenal". "Ha sido un espectáculo", apuntaba. "La inversión ha sido muy grande", sí, pero los amigos del asador afirmaban, satisfechos, que "los ceutíes han respondido muy bien". "La gente de aquí, además de agradecida, es súper educada", valoraba el mercader. "¿Volver el año que viene? Por supuestísimo", confirmaba.

En lo tocante a seguridad, las cosas han estado bastante tranquilas. Según comentaba un trabajador de AMGEVICESA que presta servicio en el complejo monumental, "en general, la gente se ha portado". Al cierre del evento, nadie se había saltado la prohibición de acceder al recinto con "perros, bicicletas y balones de fútbol". "No ha habido incidentes", subrayaba el propio empleado público.

Está claro que las despedidas no son nunca plato de buen gusto. Por fortuna para el ceutí medio, lo del Mercado Medieval no es, en ningún caso, un 'hasta nunca', sino un simple 'hasta luego'. Eso sí, ármate de paciencia: septiembre de 2024 no está, precisamente, a la vuelta de la esquina, por lo que, amigo, no te queda otra más que esperar hasta entonces para volver a viajar atrás en el tiempo. Entretanto, alégrate: el del próximo ejercicio durará cuatro días en vez de tres.