Hay quien dice que no hay nada como volver a la rutina. Aunque es bastante probable que ese tal 'quien' no trabaje ni estudie, hay que reconocer que la llegada del mes de la vuelta al cole tiene, como todo en la vida, alguna que otra cosa buena. Dentro de esa desapacible amalgama a la que dan forma el fin de las vacaciones, la conclusión de la temporada de baño, los atascos y los madrugones, el Mercado Medieval constituye siempre poco menos que un oasis en medio del desierto.

Puede que el paso del medievo por la ciudad autónoma se antoje fugaz para algunos; no decimos que no. Lo que está claro, no en balde, es que su zancada deja huella (y qué huella...). Para mayor gloria de todos esos ceutíes de pro que disfrutan como niños viajando atrás en el tiempo, hoy, 15 de septiembre, arranca una nueva edición de un mercado ambulante que ya es parte indisoluble del imaginario caballa.

El curso pasado, el regreso a esa añeja 'normalidad' de la que tanto tiempo nos privó el coronavirus hizo que las Murallas Reales se llenasen hasta los topes durante el fin de semana que duró el evento. Pese a que no va a ser nada fácil volver a registrar tan extraordinarias marcas, los ánimos parecen caldeados: hay optimismo. Más que eso; mejor que eso: hay ilusión.

La primera avanzadilla de asalariados de la Fragua de Vulcano (la empresa, no el cuadro de Velázquez) tocó tierra ayer mismo. Entre el equipo que opera la archiconocida noria a manivela y aquel que ofrece espadas y demás armas de juguete, se encontraba "el puesto que más vende de todos". Sí, has leído bien: el primer tenderete artesanal en asentarse en la amurallada plaza de armas ha sido el que, según la organización, más éxitos cosecha allá por donde va.

No tiene nombre -al igual que el resto de establecimientos-, pero sí una abultada fama que vale su peso en oro. Su popularidad, de hecho, derivó en su momento en que sus propietarios tuvieran que ampliar la superficie del mostrador: de cuatro a diez metros, ni más ni menos. La incesante afluencia de clientes y curiosos hizo del ensanchamiento un movimiento menester.

La encargada de regentar tan icónico espacio se llama Alexia. Natural de Toledo, la joven afronta este 2023 la que será su cuarta campaña en Ceuta como menestral medieval. En su negocio, Alexia dice vender "artesanía de fantasía": hadas, dragones, elefantes, geishas, budas y hasta unas calaveras miniaturizadas que, según relata, "se pusieron de moda a raíz del estreno de la película Coco". "La gente empezó a pedírnoslas como si no hubiese un mañana", revelaba la comerciante.

Los objetos, desde luego, tienen cierto atractivo. Lo tienen, al menos, si estás falto de ideas para decorar tu hogar (y si quieres sorprender a todas tus visitas). La devoción por estas catrinas mexicanas es tal que se ha creado toda una corriente de coleccionismo en torno a ellas. "Una vez, vino un hombre que se llevó ocho de golpe", aseguraba Alexia. A 20 euros la pieza, la suma asciende a la friolera de 160 machacantes. Ahí es nada.

Con transacciones tan exitosas como la relatada, no es de extrañar que el puesto de Alexia y su familia sea tan fructífero. Las ganas de salir de casa han menguado con respecto a la conclusión de la pandemia, sí, pero nada hace presagiar que este año no se vaya a hacer tanta caja como en anteriores ejercicios.

Para los más clásicos, también hay bisutería. Y de la buena: nada de baratijas ni burdas falsificaciones. No obstante, el elemento que más abunda de entre todos los que reposan sobre los estantes de madera son las figuras. Estas se cuentan por decenas. Aunque su grado de aceptación no es el mismo que el que tienen las calaveras, Alexia afirmaba que "se venden mucho". Hay para todos los gustos.

Las ganancias están bien -es obvio-, pero lo que más anhelan los artesanos de este y el resto de puestos del rastro es "que el mercado no se muera". A este respecto, el viaje hasta nuestra salada tierra supone siempre una barrera para muchos; no solo por lo costoso del desplazamiento, sino, también, por la lejanía.

Sea como fuere, los ánimos no decaen. Los más de ochenta tenderetes que este fin de semana permanecerán asentados en las Murallas dan buena cuenta de que Ceuta sigue siendo un destino rentable para la promotora del evento. "Las expectativas son buenas", auguraba Manuel Martín, actual coordinador de la Fragua de Vulcano. "El hecho de que no esté haciendo ya tanto calor debería ayudar a las ventas", concluía.