No daba abasto; apenas podía recorrer unos cuantos metros sin que la gente lo importunara: todos, absolutamente todos querían una foto con él (o un autógrafo de su puño y letra). Así, sobrepasado por momentos por la presión que ejercían sus más incondicionales, ha llegado a Ceuta 'El noi del Poble-Sec'; así ha sido recibido en nuestra salada tierra Joan Manuel Serrat.

Realmente, fue ayer cuando tocó tierra (hay quien dice que lo vio "cenando por ahí"), pero hay sido hoy cuando ha acaparado todas las miradas. Su primera parada -la primera oficial- ha sido el Palacio Autonómico. Allí, a las puertas de la casa consistorial, el cantautor se ha visto con el presidente Vivas antes de plasmar su firma en el Libro de Honor, tal y como marcan los cánones.

Ya ha estado aquí antes, pero esta vez es diferente; esta vez, nos ha visitado en calidad de galardonado. Si eres un asiduo consumidor de prensa local, sabrás que Joan Manuel Serrat se ha dejado ver por la Perla del Mediterráneo para llevarse de vuelta a Barcelona el decimonoveno Premio Convivencia.

Horas antes de sumirse de lleno en el postín que tanto caracteriza a la ceremonia de entrega del reconocimiento, el catalán ha hecho hambre con un encuentro abierto que ha tenido lugar en la Estación del Ferrocarril. A él, Pilar Orozco se ha referido como "una extraordinaria rueda de prensa". A falta de saber qué opina, por ejemplo, Iñaki Gabilondo, cualquiera -periodista o no- diría que lo era.

Serrat no ha estado solo: la parrilla de 'celebridades' la ha completado Vicente Álvarez, ese cronista que, "trazo a trazo -decía la consejera-, lleva años contándonos la realidad de Ceuta a través de sus viñetas". Álvarez no quería que nuestro hoy huésped se marchase de nuevo a la Ciudad Condal con las manos vacías; no lo iba a permitir. El celebre creador de Pepe Caballa y su Pavana ha irrumpido en medio de esa "extraordinaria rueda de prensa" para entregar a Serrat una batería de presentes entre la que figuraba una cariñosa dedicatoria: "¡Gracias por to', maestro!".

Joan Manuel ha viajado acompañado: el autor de Mediterráneo ha cruzado el mismo mar al que, antaño, dedicó todo un álbum junto a su compañera de vida: Candela Tiffón. La pretensión de ambos era mantener un perfil bajo e intentar pasar más o menos desapercibidos para, así, poder "disfrutar de la calidez y la belleza de Ceuta". Desafortunadamente para los dos, el artista y su esposa son más conocidos que el Pupas, por lo que nada lleva a pensar que vayan a poder cumplir su objetivo.

Serrat decía estar "muy feliz por haber recibido el premio". Además de haber sido para él "una satisfacción en lo personal", el Convivencia ha servido al barcelonés de pretexto perfecto para volver a pisar una tierra que hacía "demasiados años" que no pisaba. A pesar de estar bañada nuestra ciudad -en parte- por aguas del Atlántico, el compositor no veta a aquellos caballas que se sienten identificados con Mediterráneo. "No hay ninguna exclusión; Ceuta es cabeza de puente", subrayaba.

La responsabilidad que entraña el solo hecho de recibir el Convivencia es monumental, pero Serrat no es de los que se amilanan; nunca lo ha sido. "No lo afronto; me entrego humildemente", pronunciaba el homenajeado, que aseguraba que todo lo que su visita dé de sí será "un regalo incorporado".

Por descontado, la propuesta que le ha granjeado la recepción del galardón no es porque sí: Joan Manuel tiene claro que "la convivencia es un camino absolutamente imprescindible para que un ciudadano se sienta parte de la sociedad". "La tolerancia, la libertad, la democracia... Yo soy firme partidario de todo ello, por eso estoy encantando de que se me trate como a alguien que está a favor del respeto", confesaba el poeta.

En la reivindicativa línea que tanto lo caracteriza, Joan Manuel ha afirmado que "no se puede mirar el Mediterráneo sin llorar con él". Este es -en palabras propias- "el mar más contaminado del mundo". Ya lo era cuando Serrat rubricó su popular canción allá por los años setenta, pero lo es mucho  más en la actualidad. "No es ninguna exageración: el Mediterráneo es un lugar del que se están apropiando las especies invasoras y donde se está practicando una pesca brutal", lamentaba el barcelonés.

Cuando el artista habla de que "no se puede mirar el Mediterráneo sin llorar con él" no alude, únicamente, a la polución. Antaño, esa ingente masa de agua a la que romanos bautizaron con el nombre de 'Mare Nostrum' fue "un puente entre culturas", "un territorio de progreso", un lugar en el que siempre ha habido "intercambio de idiomas, pensamientos y civilizaciones". "En estos momentos, si algo lo caracteriza, es que lo hemos convertido en un cementerio que se está llenando y llenando de gente que lo único que busca es vivir", exponía el premiado.

También ha habido tiempo para hablar sobre actualidad política. La ya aprobada ley de amnistía y, sobre todo, el adelanto de las elecciones catalanas han hecho de Serrat un blanco perfecto para los periodistas hoy acreditados. "Creo que el presidente Aragonès ha estado muy acertado con su decisión", valoraba el cantante, que cree que el Parlament resultante de los comicios "va a ser mucho mejor que el que tenemos ahora" (por aquello de las mayorías y la dificultad para sacar adelante medidas de calado).

Aparentemente partidario de que el Gobierno central perdone a los condenados por el procés, Serrat considera que "sería muy bueno que la gente leyera la ley". "No debemos dejarnos llevar por lo que otros opinan por nosotros", destacaba el cantautor, que piensa que, hoy por hoy, "estamos en el buen camino".