El Polideportivo Antonio Campoamor hizo aguas el pasado jueves por la tarde cuando comenzó a llover con fuerza y se cumplieron los pronósticos meteorológicos que habían colocado a Ceuta en situación de riesgo. El agua se filtró por una de las esquinas de la instalación, pero también por el techo, inhabilitando la pista y obligando al cierre de la instalación hasta nuevo aviso. Este lunes, Bomberos y técnicos de Fomento han dictaminado sobre la situación. La instalación podrá reabrirse tan pronto deje de llover, según ha informado el Gobierno de la Ciudad. Eso sí con el acotamiento de las zonas dañadas, fundamentalmente una de las gradas.

Pero no parece que esa sea una solución muy definitiva para una pista deportiva cerrada cuyo fin es precisamente ofrecer la posibilidad de practicar deporte haga el tiempo que haga. Por eso, la Ciudad ha decidido que pedirá responsabilidades a la empresa que acometió el cambio de la cubierta durante el verano de 2021.

Y es que el problema de goteras en el Campoamor, que está dedicado ahora prácticamente de forma íntegra al baloncesto con la gestión de la instalación directamente puesta en manos de la Federación de este deporte, no es nuevo. Si en 2021 se acometió el cambio de cubierta fue precisamente porque ya se habían tenido que suspender entrenamientos antes de la pandemia por culpa de la lluvia.

“La cubierta del polideportivo presenta fisuras en numerosas zonas produciéndose filtraciones de agua que hacen inviable el uso de la pista a la que cubre. Ante la situación descrita, se hace necesaria una actuación mediante las obras de sustitución de dicha cubierta”, ponía en antecedentes el pliego de prescripciones técnicas para ese trabajo que ganó la empresa ACC.

La adjudicación se produjo por 66.689,67 euros en febrero de 2021 y los trabajos se culminaron en agosto. Hace poco más de 2 años. La garantía para este tipo de obras es de 3 años. Por tanto, la cubierta que parece presentar de nuevo los mismos problemas está en garantía. Salvo que se demuestre que ha sucedido algo que suponga que no cabe su reclamación.

En ese pliego se pedía sustituir la cubierta por un “panel sándwich con tres capas: cara superior de aglomerado hidrófugo 10 milímetros de espesor, núcleo aislante de poliestireno extraído de 30 milímetros de espesor y cara inferior vista de tablero OSB de 11 milímetros de espesor”, entre otras cosas, como la “reimpermeabilización de cubierta planta no transitable de protección ligera”.

El problema de todos modos es tan recurrente que en 2018 ya se hicieron trabajos similares para reparar las goteras, en un asunto que llegó al Pleno, igual que cuando un año después a finales de 2019, de nuevo hubo que paralizar la actividad por la entrada de agua sobre la pista.