La Asociación Deportiva Ceuta viajaba a Sevilla con una único objetivo, una sola ambición, una necesidad perentoria. Ganar. Los tres puntos eran el único resultado posible para un equipo que con cuatro jornadas necesitaba remontar seis puntos a sus rivales para meterse en liguilla de ascenso. Un camino que iniciaba con nuevo entrenador y ánimos renovados. ¿Resultado? Una derrota, por 2-1 frente a un rival de la zona baja metido en la lucha por la permanencia. Algunas cosas nunca cambian. Otras sí, la distancia con los rivales, que se puede ir hasta los 9 puntos si Melilla y Cádiz ganan sus partidos. Y eso con precisamente sólo 9 puntos por disputarse. El Ceuta comienza a tener toda la cara de un extra del Amanecer de los muertos.

Aunque hay que reconocer que el equipo comenzó el partido con mejor cara de lo habitual. En un campo anegado, en el que al debutante José Ángel Moreno le habrían venido mejor Guillermo Molina o cualquier de los chavales del Caballa, el Ceuta intentó enfrentarse a los charcos y la lluvia y apretó al Betis B al inicio. Como muestra, los cuatro saques de esquina que acumuló el equipo a los pocos minutos de juego. Sin embargo, según avanzaba el reloj el Betis se fue deslastrando del agobio caballa,  y ponía rumbo a la portería de Fock.Y así en un minuto el 24 dos oportunidades claras en los pies de Vadillo. En la primera se quedó solo con tres compañeros delante del portero del Ceuta, y no supo qué hacer con el balón, que terminó rematando fuera. En la segunda, intentó marcar con un tiro pegado a la cepa del poste que salvó una mano providencial del guardameta caboverdiano.

Y como dice la máxima futbolística, el que perdona termina palmando. Y así en el 39 un saque de falta de Dani Castellano lo despeja la defensa bética, y Ormazábal remata de cabeza desde casi la frontal del área. El balón pasa por encima de David Torres, que se agacha y confunde al portero local. Razak se la 'come' y 0-1 para el Ceuta, que acaba la primera parte con un buen resultado para afrontar los segundos cuarenta y cinco minutos.

Tras la reanudación regresaron dos cosas, la lluvia y el juego al ataque de los béticos. El agua provocaba errores constantes en ambos equipos, por lo que las ocasiones se sucedían. En el 48 paradón de Fock tras un cabezazo que iba a la escuadra, y con un segundo remate al palo. En el 51 pase de Castellano a Javi Navarro, que desde el centro del área no acierta a enganchar el balón. En el 55 un tiro cruzado dentro del área que se va fuera por poco con Fock vencido en el suelo. En el 58 al portero de Cabo Verde se le escapa el balón de las manos y ningún bético es capaz de pegarle a portería. En el 61 tiro de Javi Navarro que marcha rozando el poste.

Y en el 63 el esférico en el área del Ceuta, la defensa intenta despejarlo por la línea de fondo, un charco lo para y un jugador del Betis y Mansilla corren hacia él. El defensa del Ceuta se tira antes y arrolla al atacante. El árbitro no se lo pensó, amonestó al central y señaló el punto de penalti. Agudo fue el encargado de marcar la pena máxima, que pese a todo Fock estuvo a punto de parar. Aunque tocó el balón, llevaba demasiada fuerza y no pudo evitar que llegase al fondo de la portería.

A partir de ese momento, el Ceuta se diluyó todavía más bajo la lluvia. El Betis B continúo usando un arma que le había dado resultado durante todo el partido, los balones largos a la espalda de la defensa ceutí. Y en uno de ellos llegaría el 2-1 para los locales. Antes Fock había sacado bien un intento de vaselina, y Zamora tuvo que retirarse lesionado tras una mala caída. En el 85, el mazazo. Balón en largo, Pozuelo que gana la partida a Mansilla y Moreno, encara portería y bate a Fock con un tiro pegado al poste.

2-1 y victoria para un Betis B que tras pasar por las manos resucitadoras del Ceuta afronta con mayor esperanza la lucha por la permanencia. Y en cuanto al Ceuta, ya saben, lo decía Julio, la vida sigue igual. Pero con un partido menos.