Ceuta Open Future quiere más: el área de Hacienda se ha propuesto llevar al siguiente nivel la iniciativa pública que da sustento a los emprendedores de nuestra salada tierra. Los encargados de llevar las riendas del proyecto han anunciado este 13 de marzo su pretensión de seguir captando y canalizando el talento local de cara al próximo lustro, pero aportando a la causa un novísimo enfoque.

Al igual que Martin Luther King, Kissy Chandiramani tiene un sueño: "Que nazca una startup que pueda traspasar nuestras fronteras". "¿Por qué no pensarlo?", lanzaba a los cuatro vientos la consejera, que tiene claro que, "en Ceuta, hay muchísimos jóvenes involucrados, ilusionados y con ganas de trabajar".

Según ha revelado Chandiramani, la ceutí está catalogada, hoy por hoy, como "una de las mejores aceleradoras de España". A pesar de que la cosa no ha ido nada mal hasta la fecha, la Ciudad y Telefónica se han propuesto, ahora, redoblar sus esfuerzos. El objetivo sigue siendo el mismo que el de aquel lejano 2020 en el que Ceuta Open Future echó a andar: cosechar "los mejores resultados posibles".

Decía Paola Castaño -una de las principales cabezas visibles del programa- que, de aquí a poco, se pondrán en marcha "nuevas líneas de trabajo". La ristra de términos enumerados es extensa (y difícil de entender); la de propósitos, más aún. A grandes rasgos, podría decirse que lo que persiguen unos y otros no es más que ampliar horizontes para, así, abarcar más terreno.

En la misma línea que Chandiramani, Castaño considera que hay en la ciudad autónoma "mucha gente con ganas de emprender". El problema es que, tras años de actividad a toda máquina, los medios de los que dispone Ceuta Open Future están empezando a escasear. "Creemos que todo esto puede ir a más", defendía la dinamizadora.

Desde la entidad, están convencidos de que el futuro pasa inexcusablemente por "abandonar las Murallas Reales". "La ayuda que ofrecemos no se puede quedar solamente en El Ángulo", apuntaba Paola, que ve necesario "salir de ahí e ir más allá". Que nadie se asuste: el modus operandi seguirá siendo el mismo de siempre; la única diferencia es que "se van a poner en práctica nuevas metodologías".

Lo de "abandonar las Murallas" es más metafórico que práctico: lo que realmente se pretende es "trasladar la formación emprendedora a jóvenes en edad de estudio". "¿Cómo?", te preguntarás. Muy fácil: incluyendo en sus programas educativos "algún tipo de mentorización durante cada curso académico". "Serían ocho sesiones por curso", adelantaba Marcos Cabrera, actual consultor de Innovación de Telefónica.

De materializarse las intenciones del ente público, los chavales recibirán, entre otras nociones, "soft skills sobre cómo hablar en público y tomar determinadas decisiones". Durante "cinco meses", los expertos en la materia se afanarán por hacer desaparecer el miedo a emprender que padece el grueso de la juventud caballa.

Cabe mencionar que el cupo estará limitado a cincuenta alumnos. De todos ellos, "los mejores" serán seleccionados para recibir "una mentorización personalizada" mientras estos desarrollan sus trabajos de fin de grado. Lo bueno viene aquí: cada candidato recibirá "un incentivo de hasta 5.000 euros". Estos deberían ser más que suficientes para crear lo que se conoce como "producto mínimo viable".

Tras cada promoción, se llevará a cabo lo que la organización ha bautizado con el nombre de "Feria de ideas". En ella, los chicos y chicas tendrán la oportunidad de presentar en sociedad -de la mano de sus profesores- los proyectos a los que hayan ido dando forma a lo largo del año. Si todo sigue su cauce, el primer evento tendrá lugar "el próximo curso".