El ático del edificio de la Seguridad Social es esta semana el laboratorio en el que se fragua el futuro de Ceuta. Allí ha convocado Tragsatec al quién es quién de la ciudad autónoma para pulsar la opinión de la sociedad ceutí y ayudar a trazar la hoja de ruta del que será el Plan Estratégico que ha de sacar a Ceuta y Melilla del atolladero. Tres jornadas con un formato participativo en el que se ponen sobre la mesa ideas, propuestas y observaciones sobre tres grandes áreas: por un lado educación, sanidad y servicios sociales; infraestructuras y vivienda por otro, y, por último, economía y empleo. 

Ceuta al Día se ha asomado a estos talleres participativos, en concreto al centrado en infraestructuras y vivienda, para ver de cerca su funcionamiento y conocer las propuestas. Pero, muy a nuestro pesar, solo uno de los dos objetivos es posible, conocer el modus operandi de estos talleres participativos. El otro fin de esta crónica, las propuestas, no es posible. No son, de momento, públicas. Es solo una tormenta de ideas, una puesta en común de problemas y posibles soluciones que se ponen sobre la mesa en esta “fase de análisis” pero que no necesariamente han de tener su reflejo en el plan estratégico. Habrá que esperar al 29 de este mes cuando Tragsatec haga público su informe.

Poco después de las 16.00 horas —un horario a prueba de indolentes— se daban cita en el salón de actos de la sede de la Seguridad Social alrededor de 15 personas en representación de otras tantas entidades o instituciones: Delegación de Gobierno, Ciudad, Colegio de Arquitectos, Autoridad Portuaria, Capitanía Marítima, Cámara de Comercio, UGT, CCOO, Emvicesa, Defensa, Extranjería… Todos hombres salvo una excepción: la recientemente nombrada directora general de Medio Ambiente.

Tragsatec ha planteado estos “talleres participativos” en dos partes. Por un lado, los asistentes se han dividido en tres grupos de trabajo centrados en otras tantas áreas de interés en materia de vivienda, infraestructuras urbanas e infraestructuras portuarias y aeroportuarias. Grupos de trabajo que se han desarrollado en reuniones de aproximadamente media hora por las que rotan todos los asistentes y cuyas conclusiones se han puesto en común posteriormente.

Para facilitar esta dinámica de grupo, desde Tragsatec han pedido a los asistentes que se presentarán para que se conocieran entre sí y, de paso, definieran la situación de la ciudad autónoma en una palabra. Un reto complicado que ha dejado un interesante reguero de palabras que ayudan a pulsar el ánimo de los presentes: preocupación, ansiedad, oportunidad, compromiso, futuro, imagen, desconocida, limitaciones, desafío, necesidad, reestructuración, autonomía, ilusión… Son las palabras que han escogido los asistentes y que sirven para trazar el retrato psicológico de Ceuta en esta encrucijada. Una ciudad atrapada entre la ilusión y la ansiedad ante un momento clave de su historia en el que se juega su futuro.

Ideas, propuestas, sensaciones que los técnicos de Tragsatec habrán de trasladar al Gobierno de la Nación y para las que han de buscar un encaje en la lluvia de millones de la Unión Europea y las líneas de actuación planteadas para salir de la crisis. 

El Gobierno de España, a través del Ministerio de Política Territorial encargó a mediados de febrero a Tragsatec la elaboración del Plan Estratégico Integral de la Ciudad Autónoma de Ceuta “como herramienta para abordar su transformación estructural, dadas sus particulares características geográficas y socioeconómicas”. Y los plazos aprietan: el 29 de abril ha de estar listo el informe sobre las conclusiones de este proceso participativo que viene desarrollándose durante esta semana. Dos meses más tarde, el 30 de junio, deberá presentarse el Plan Estratégico.