Quien diga que en nuestra ciudad no hay talento no tiene ni la más remota idea de lo que pasa aquí. Ceuta rezuma creatividad por sus cuatro costados; a veces, también por sus cuatro culturas. Prueba de ello es el proyecto al que ha dado forma un grupo de alumnos de Secundaria del San Daniel, cuyo cuerpo docente se ha embarcado este curso en una aventura que ha derivado en una inesperada remodelación educativa a pequeña escala.

El programa en cuestión es consecuencia directa de la implementación de "una asignatura de diseño propio", una que lleva por nombre 'Geografía, Historia y Patrimonio de Ceuta', un proyecto "muy interesante" -lo dicen sus artífices- que echó a andar en septiembre de 2023 y que cuenta tras de sí con un (arduo) trabajo de campo: “un año”, ni más ni menos.

A diferencia de lo que ocurre con tantas y tantas materias de Primaria, Secundaria y Bachillerato, la que hoy nos ocupa aúna teoría y práctica. A pesar de que su denominación puede llevar a engaño, esta no solo centra el tiro en la geografía y en la historia caballas. Lejos de ello, la iniciativa "es interdisciplinar": religión, gastronomía, cultura, modo de vida... Todo tiene cabida en el programa docente, cuya principal pretensión pasa por completar los libros de historia españoles añadiendo la parte siempre faltante que atañe a Ceuta.

Dentro de la planificación, hay un aspecto que destaca sobremanera: "El cuidado de nuestro patrimonio". Al hilo de ello, estudiantes de 2º y 4º de ESO han tenido ocasión de convertirse en artistas por tiempo limitado. Durante ese tiempo limitado, los chavales han replicado -en equipo- dos conocidas estatuas que se hallan expuestas en el Jardín de San Sebastián: la alegoría de la Industria y la de la Paz y la felicidad del Estado.

"No ha sido elección mía, sino de los alumnos", aclaraba ante la prensa el gustoso encargado de supervisar los trabajos, el profesor Víctor Manuel Pérez. Este asumió en octubre, motu proprio, el dificultoso rol de comandar la asignatura con un objetivo claro: "Educar en el cuidado y la protección del patrimonio".

Decía Pérez que, en el San Daniel, "están siendo los propios estudiantes quienes se están creando sus libros de geografía e historia de Ceuta". "Es algo que les está viniendo muy bien tanto a ellos como al centro", apuntaba el educador, que aseguraba que la materia se nutre de los conocimientos de los mismos chavales; estos "aportan sus vivencias".

La idea inicial no era crear esculturas, sino confeccionar "una maqueta de la ciudad". Lamentablemente, la falta espacio hizo que su ejecución fuese del todo inviable. "A última hora", Víctor y sus pupilos optaron por "recurrir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible". Buceando en ellos, se dieron cuenta de "la importancia del reciclaje". Así, la materia prima con la que los menores han erigido sus dos efigies "es todo material reciclado".

Ambas imágenes reposan sobre "una base de latas de aluminio". Por encima de esta misma, aparecen cartones de leche, envases de yogur y hasta material de obra: cada estatua está recubierta de cemento y tela metálica. El propósito es uno y solo uno: "Que duren". Cada figura pesa "alrededor de 50 kilos". Una de ellas roza el metro setenta; la otra es "algo más bajita" por la sencilla razón de que "los modelos escogidos no miden lo mismo".

Según comentaba Pérez, lo dispuesto por sus educandos "es algo que nunca se ha hecho en ningún centro educativo de Secundaria, ni en Ceuta ni en España". Como para todo pionero, para Víctor, la dificultad ha sido mayúscula. Lo ha sido por la sencilla razón de que no es profesor de plástica. "He tenido que empaparme sobre lo que íbamos a hacer", confesaba desacomplejadamente.

Antes de emprender el duro camino que ha supuesto la iniciativa, Víctor se lo avisó a sus alumnos; les dijo que tenían "dos opciones". "O tocamos la gloria y salimos en todos los medios de comunicación, o ponemos un contenedor en la puerta del instituto y lo echamos todo ahí", recreaba. Al final, por suerte para todos, "el resultado ha sido majestuoso"; Pérez ha logrado pulsar "la creatividad que los menores tienen en su interior". Lo mejor de todo es que "se lo han pasado muy bien".

La directora del liceo, Eloisa Santón, tiene claro que, si el experimento ha salido bien, ha sido porque los chavales "se han sentido protagonistas de algo que siempre se les ha dado hecho". "Esta vez, son ellos los que están elaborando la historia de su ciudad; no es la típica materia en la que te explican la teoría para que luego la expongas en un examen", reflexionaba la máxima responsable del San Daniel.