El del Banco de Alimentos es un equipo que “funciona al 100%”; pero si se le pide “un 101%, también lo da”. Y es que “Ceuta es una de las ciudades más solidarias que hay a nivel nacional”, con 85.000 habitantes el año pasado alcanzó a donar 100.000 kilos de alimentos. Una ingente cantidad de comida que en "cuestión de diez meses" contará con su propio almacén. Pedro Mariscal lo dice orgulloso porque sabe que la entidad de la ciudad autónoma fue pionera esta Gran Recogida, que en la noche del lunes ha celebrado su vis a vis con los voluntarios que este año echarán una mano para recoger las donaciones.

La construcción de su nuevo almacén, una gigantesca nave de 1.500 metros cuadrados que se ubicará en el Muelle de Poniente, marcha viento en popa y la previsión es que esté operativo en 2024, antes incluso de la siguiente Gran Recogida navideña. Una previsión “optimista” pero en la que Mariscal tiene fe. “Va muy bien, está toda la cimentación y ahora se va a empezar con la estructura ya… y a tirar para adelante”, cuenta satisfecho.

Mientras tanto ha preparado a todos aquellos vecinos que quieren abrirse a otras realidades para lo que considera “tres días cansados”. En ellos, ha advertido, tocará estar al pie del cañón en los supermercados “desde que abren hasta que cierran”. Los equipos se irán relevando para conseguir “el máximo de alimentos”: “para, por lo menos, hasta marzo”.

Se niega a “poner techo” a las donaciones, ya que “hay mucha necesidad, mucha incertidumbre”. “Los que viven bien no saben lo que hay con los que no viven bien, lo saben con esto. Vernos personas normales y corrientes viniendo para alimentar a personas que lo están necesitando, eso sensibiliza”, ha explicado el presidente.

En el salón del Parador ‘La Muralla’, lugar escogido para esta primera de contacto han escuchado atentas alrededor de medio centenar de personas. Muchas de ellas en representación de otras tantas que también aportarán su granito de arena, ya que no han faltado a la cita miembros de la Asociación de Voluntarios de Protección Civil o de algunas Cofradías y Hermandades de la Ciudad.

En evolución constante

Ha pasado mucho tiempo desde aquellos años en los que Mariscal tuvo que luchar contra la falta de apoyos. “Nadie creía en nosotros, los demás bancos decían que como íbamos a pedir en el súper”, recuerda sobre aquella idea pionera que tardó menos de un año en extenderse hasta sumar 54 Bancos participantes.

También desde entonces ha cambiado el sistema de donaciones, otra razón para reunir a los voluntarios y explicarles cómo funcionará la campaña. La culpable, como de otras tantas cosas, fue la pandemia, en la que el Banco de Alimentos comenzó a operar con donativos “en línea de caja” y aceptando transferencias en cuenta y Bizum.

El futuro, en todo caso, avanza hacia las “líneas de caja”, que permiten a la entidad escoger qué alimentos son los que más necesita según el momento. “Es el sistema que se va a implantar de aquí a cinco o seis años”, adelanta ya Mariscal.

Sea como sea, Banco de Alimentos funciona y acumula anécdotas de personas que tras haber pasado momentos de necesidad vuelven para realizar sus propias donaciones. Un sistema que nunca deja de dar.