Festejos se salta la Ley Seca para las barras en la calle con otra polvoroná regada de anís
La barra de la polvoroná, llena de vasos para servir anís; con Eduardo Ayala dando palmas
La barra de la polvoroná, llena de vasos para servir anís; con Eduardo Ayala dando palmas

El licor ha vuelto a correr en el centro de Ceuta poco más de veinticuatro horas después de que el consejero de Fomento, Alejandro Ramírez, negase a los hosteleros la posibilidad de sacar las barras a la terraza para servir a la gente de pie


El alcohol, concretamente el anís, corre por las calles de Ceuta. Fluye desde el centro, desde los soportales de Camoens, frente a la plaza España, donde Festejos ha repartido por segunda polvoroná consecutiva unos generosos -y gratuitos- chupitos de este licor a todo el que pasara por delante.

Entre el ir y venir de roscos y dulces diversos, han bailado los vasitos de plástico por decenas. “Es lo mejor de las fiestas”, han bromeado los más jóvenes anís en mano y con la capucha echada para resguardarse de las escasas gotas de lluvia que no han llegado a aguar la tarde.

“Es que hace falta algo para pasarlo”, han concedido los más mayores con los carrillos llenos de polvorones y el universal gesto del bebercio: pulgar y meñique extendido.

Todos contentos menos los hosteleros, a los que el consejero de Fomento, Alejandro Ramírez, ha impuesto su particular Ley Seca y negado hace poco más de veinticuatro horas la posibilidad de sacar las barras a la calle durante los días álgidos de las fiestas: la Tardebuena y la Nochevieja.   

Lo ha hecho en base al supuesto cumplimiento de las ordenanzas. Un ‘regalo’ de Navidad para el sector hostelero al que ha puesto el lazo de las continuas inspecciones, apercibimientos de cierre y multas.

Según ha explicado Ramírez, los bares con su pertinente licencia de terraza en regla podrían instalar una barra para atender sólo a los clientes que se encuentren sentados en la terraza y no “indiscriminadamente”, tal y como como han hecho desde Festejos en las  polvoronás del centro, en las que ha participado alegre y dando palmas el asesor delegado del área, Eduardo Ayala.

El motivo para echar por tierra esta tradición navideña: evitar un botellón de los que se montan cada fin de semana entre bolsas de supermercado en la plaza Teniente Ruiz o la Marina y para los que la Policía Local parece hacer oídos sordos.

Esos no molestan. Los de los ceutíes con gorritos de Papá Noel o cuernos de reno y espumillón sí. El conflicto, en todo caso, está servido. Mientras tanto se cuece en la ciudad un descontento que muchos profesionales del sector de la hostelería ya plantean llevar a los tribunales.

Festejos se salta la Ley Seca para las barras en la calle con otra polvoroná regada de anís


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