Recién comenzada la época de nidificación de las gaviotas patiamarillas, que se extiende hasta julio, OBIMASA recomienda a la ciudadanía "mantener en adecuado estado de limpieza" las azoteas y cubiertas de los edificios o "colocar elementos disuasorios" como líneas de sedal a unos 35 centímetros del suelo para combatir su proliferación en el casco urbano. También se aconseja "no dejar alimentos" en playas, patios, calles y otros espacios públicos, así como cerrar "siempre" los contenedores y no dejar bolsas fuera.

La Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad, de la que depende esa sociedad municipal, está redactando un plan de actuación cuyo objetivo será “minimizar la problemática generada por la gaviota patiamarilla en el núcleo urbano de la ciudad”, tal y como se aprobó en julio en el Pleno a instancias del Grupo Socialista.

Las campañas de “sensibilización” que también se acordó poner en marcha irán “incluidas en el plan aludido anteriormente". Igualmente, a nivel del sistema educativo, desde OBIMASA se ha puesto en marcha una actividad de concienciación "a fin de paliar los efectos negativos de la gaviota en la zona urbana”, donde se han instalado cientos de parejas reproductoras, sobre todo tras la clausura del vertedero de Santa Catalina.

Lo que han descartado los técnicos es la posibilidad de “crear un comedero cerca de Santa Catalina” para intentar promover una “migración” hacia la zona que ocupaban antes del sellado. Los especialistas opinan que “la habilitación de un comedero en las inmediaciones de Santa Catalina podría perfectamente contribuir a incrementar la problemática asociada a la nidificación de la gaviota patiamarilla en el medio urbano de Ceuta”.

Además, en el informe evacuado tras la adopción de un Acuerdo Plenario por parte de la Corporación, razonan que tal alternativa también implicaría un riesgo de “aumentar los efectivos invernantes o sedentarios, por ejemplo de jóvenes no reproductores, debido a una mayor y más accesible oferta alimentaria”. A juicio de los técnicos no existe ninguna “evidencia” que lleve a considerar que la instalación de ese comedero contribuiría “per sé” al desplazamiento de la actual población nidificante en la ciudad hacia hábitats naturales como los acantilados costeros del Monte Hacho”.

“En conclusión”, han informado al respecto, “se estima inadecuada la instalación de un comedero para gaviotas en Santa Catalina, pues supondría aumentar uno de los factores limitantes básicos para las poblaciones de gaviotas, pudiendo originar efectos indeseados y de difícil ponderación”.

La presencia “corriente” de numerosos nidos de gaviotas en edificios y construcciones, “asociado a la marcada agresividad y acusado carácter gregario y gárrulo de la especie”, genera “una especial problemática” allí donde se asientan en forma de “suciedad, olores persistentes y aumento de las condiciones de insalubridad, deterioro de los edificios y monumentos, molestias por ruidos, vuelos intimidatorios, etcétera”. 

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