Es la enésima maniobra interna en Podemos con alcance organizativo que pone en cuestión su respeto a los procesos internos. El partido que pilota Ione Belarra lanzó un proceso de Primarias para elegir a quienes integrarían la plancha electoral de cara a las próximas elecciones al Parlamento Europeo que se celebran el próximo 9 de junio. Usó para ello el denominado sistema desBorda, que plantea a los inscritos dos votaciones simultáneas, una para elegir a la cabeza de lista, el número 1, y otra para elegir al resto de la lista y ordenarlos conforme al número de votos recibidos, con la posibilidad -más bien obligación- de reordenarlos para cumplir con la paridad de género. El sistema permite además que quien se presente a competir por el número uno de la lista lo haga también por un puesto en el resto de la lista para obtener sitio en caso de no ganar el número uno. En esas primarias, el ex secretario general de Comisiones Obreras de Ceuta y ex diputado en la Asamblea por Caballas, Juan Luis Aróstegui, compitió por un puesto en la plancha electoral y lo ganó. Obtuvo el número 30 en ese proceso para elegir del número 2 al 59 en la papeleta electoral. Pendiente de corrección por paridad, lo que suele traducirse en algún puesto arriba o abajo, según el caso, le habría correspondido alrededor del puesto número 31 en la lista. Pero cuando el Boletín Oficial del Estado publicó este miércoles, 8 de mayo, la resolución de la Junta Electoral Central admitiendo las candidaturas y consagrándolas de todos los partidos, en la número 13, la de Podemos, Juan Luis Aróstegui no aparece.

¿Qué ha pasado? “Ni idea”, ha contestado escueto el propio Aróstegui. “A mí no me han dado explicación alguna. De hecho me entero porque me pregunta un periodista. Lo que sabía es que en principio iría algo más abajo en la lista pero nada más”, responde el portavoz de Podemos en Ceuta, Ramón Rodríguez Casaubón.

Aróstegui no es el único que a pesar de ganar un puesto en la lista en las primarias ha desaparecido de la papeleta electoral una vez que se ha hecho oficial. De la comparativa realizada entre los resultados de las Primarias publicados en la web de Podemos y la plancha electoral que recoge el BOE otras 6 personas han desaparecido a pesar de haber ganado su derecho por el respaldo de los militantes.

En esas Primarias votaron 36.054 adscritos. Aróstegui por ejemplo obtuvo 37.728 puntos por el complejo proceso electoral de la formación que busca equilibrar las opciones de cada candidato. Todas las personas laminadas tras haber obtenido un puesto en Primarias tiene un elemento en común: concurrían en la denominada “lista blanca”, en solitario pero agrupados así, fuera de la candidatura “Ahora más que nunca”, que encabezaba Irene Montero, número uno de la lista electoral y favorita de la organización de Belarra.

Y cuatro de los siete laminados comparten además otro rasgo común: Osaron plantear batalla no sólo por entrar en la papeleta electoral, también por encabezarla, disputando el puesto de forma directa a Irene Montero.

Manuela Stefan obtuvo en las primarias 69.697 puntos y quedó en el puesto número 21. No está en la papeleta. Abdu Oufari ganó el puesto 29 con un puñado de puntos más que Aróstegui (30). Maudili Prieto i Posada, quedó el 38, Michael Hernández Arconada, el 33; Alba Blanco Cabrero, el 34; Rafael Koldobika, el 44. A ninguno de ellos los ha salvado de la criba de la dirección de Podemos la democracia interna.

Son 7, en una elección que seleccionaba un total de 60 puestos para una plancha final de 65. Podemos ha sumado a esa lista a 4 candidatos que no concurrieron a las Primarias, todos como independientes: Alba Ramos entra en el número 7, Iván Pérez Marinas en el 23, María Belén Rodríguez González en el 32, Adrían García Abenza en el 50.

Más aún, más allá del puesto 59, el partido ha incluido a otras tres personas que no concurrieron en las primarias y no figuran como independientes sino como de la organización y a otros tres que compitiendo en las primarias no consiguieron el respaldo suficiente de los inscritos para quedar entre los 59 puestos que daban ese derecho.

“La reiterada exigencia expresada en el Documento ético de que sean las personas inscritas en Podemos quienes decidan y ordenen las candidaturas en los diferentes procesos electorales donde Podemos participe como partido político ha ido configurando ya algunos consensos básicos con respecto a la utilización de los sistemas de votación para elegirlas (…) Este patrimonio colectivo, apuntalado por las decisiones expresadas por los diferentes órganos de Podemos, y muy especialmente por nuestra Asamblea Ciudadana, es un factor clave para que la certidumbre y la transparencia en el proceso de elección se vean reforzadas por un marco legal cuyos elementos básicos son previos, conocidos y han sido testados antes de una votación determinada. Esto es especialmente relevante desde el punto de vista de la percepción externa de la organización en su conjunto (…) nuestra convicción de que una organización basada en la participación de las personas y donde estas tienen la última palabra es la mejor forma de presentarnos ante el electorado”, se puede leer en el Reglamento de Primarias de Podemos como “Motivación y antecedentes de derecho”.

Se ve que hoy por hoy a la dirección del Partido ya no le preocupa tanto “el punto de vista de la percepción externa de la organización” ni tiene interés en reforzar la visión de que la última palabra es de la militancia como “la mejor forma de presentarnos ante el electorado”. En tiempos en los que saltan a las parrillas informativas casi a diario informaciones sobre declaraciones de políticos y hasta sobre sus actuaciones que parecen poner en cuestión la democracia misma, Podemos ha optado por minarla también en su proceder interno. De momento la Organización no ha dado explicación alguna a lo sucedido.