Una labor de dar a conocer el proyecto del GIL que se desarrolló en la sede del partido, a la que llegaban "colas de personas solicitando afiliación o aportando los problemas mas acuciantes de su barrio se hacía interminable y había días que se cerraba cerca de las doce de la noche. Las perspectivas eran esperanzadoras".
Se comenzaron a elaborar proyectos como el aeropuerto, la peatonalización de la ciudad, el cementerio o la planta de residuos para "devolverle al pueblo la ilusión perdida". Algo que según Sampietro se consiguió ya que la gente "estaba entregada", pese a que el partido no contaba con "las dos grandes sorpresas que esperaban en la campaña, que fueron el ataque despiadado de la prensa controlada por el PP (El Faro , El Pueblo y la televisión local) y por otro lado el propio delegado del Gobierno, Luis Vicente Moro, que fue puesto por el Gobierno del PP en Ceuta para intentar frenar el éxito que se preveía del GIL".
El encuentro con Aida Piedra
Antonio Sampietro también rememora en este capítulo el momento en que conoció a Aida Piedra. Fue en una reunión en el Palacio de Congresos de Marbella con la comunidad extranjera, a la que Piedra, que era colaboradora del partido en Fuengirola, y que acudía debido a su dominio de tres idiomas. Una reunión que Piedra plasmó en un documento que el coordinador de Fuengirola remitió a Sampietro, que sorprendió gratamente al político, que recibió una sorpresa aún mayor al conocer que aquella chica se limitaba a atender el teléfono en la sede del GIL en Fuengirola. Ante esa situación, Sampietro decidie llevarse a Piedra a trabajar con él a Marbella en las tareas de coordinación del nuevo proyecto del GIL. A la hora de trasladarse a Ceuta, Sampietro decide contar de nuevo su colaboradora por lo que habló con su padre, al que dejó claro "que ni ella se había vuelto loca ni yo tenía otras pretensiones. Nos reunimos en un Hotel de La Línea camino de Ceuta y estuvo de acuerdo. De esta forma, se vienen conmigo a Ceuta Antonio Romero y Aída Piedra. Alquilamos dos apartamentos, uno para Aída y otro para Antonio y para mi. En aquella época la Aída Piedra era mi mano derecha en la organización”.