En el momento de mayor desesperación, ese que entrona a los grandes jugadores y minimiza a los aspirantes, Álvaro decidió decantarse por el primer grupo y solucionar una situación
infartante ante un Córdoba que vendió cara una eliminatoria que pudo ser histórica. Su tercer gol valió el pase para los cuartos de final en una semana irrepetible tras el empate contra el Barça.