En estos momentos, siete de las diez principales series dramáticas en la televisión de Estados Unidos son permutaciones de sagas policiales, con un trasunto criminal en el que no puede faltar por lo menos un cadáver. Lo cual está creando un curioso filón laboral para actores dispuestos a interpretar a fiambres, aunque hacerse el muerto es un trabajo que, a pesar de las apariencias de cómodo rigor mortis, en la práctica resulta mucho más difícil y sacrificado de lo que parece.
Para los responsables de estas producciones televisivas especializadas en crímenes, la opción de utilizar figurantes de...