Una de las exigencias conversacionales de la web 2.0 es la más incumplida: seguir el hilo. Cuando se habla de algo, siempre aparece un grupo que lo que quiere es hablar de su tema. Pasa en los blogs, en los foros y en los medios de comunicación que admiten comentarios a sus noticias.

Mientras que la red ardía de ira por la Disposición Final 1ª del Proyecto de Ley de Economía Sostenible, en el Congreso de los Diputados se iba a debatir sobre este tema. Pero tampoco fue así, porque si la red hablaba de lo que quería, el gobierno aprovechó el Proyecto de la LES para hablar de la posibilidad de realizar reformar en el mercado laboral. El Presidente del Gobierno, la oposición y todos los medios hicieron lo mismo que los blogueros y los internautas: salirse del hilo.

La única pista que se ha dado ha sido la posible introducción de lo que llaman el “contrato alemán” para darle flexibilidad al mercado laboral sin tocar demasiado los derechos de los trabajadores. Según lo expuesto en los medios sería posible cobrar el paro y seguir trabajando, creándose una figura como el “parado a tiempo parcial”.

Los alemanes me merecen el mayor de los respeto, desde 1945, y tienen buenas ideas en temas de Economía. Sus planteamientos y sus normas le han servido para hacer una potencia económica mundial de un país que terminó la Segunda Guerra Mundial convertido en un solar.

Son normas para una sociedad que tiene una mentalidad. Una sociedad en la que el cumplimiento de las normas es generalizado y se persigue con saña al encubridor, que no encuentra ninguna complicidad en la sociedad.

Todo lo contrario de lo pasa en España, donde el que comete la ilegalidad no sólo encuentra complicidad social, sino también el aplauso.

Visto desde mi experiencia en el mundo del trabajo, a mí esto me suena a lo siguiente: una empresa hace un ERE de aliño, de forma que buena parte de sus empleados pasan a estar parcialmente en paro, con lo que cobran la parte proporcional del paro, pero no por ello reducen sus horas de trabajo, sino que siguen trabajando como antes, aunque media jornada laboral la pagan el resto de los españoles.

Teniendo en cuenta que la Inspección de Trabajo no tiene ni medios personales ni recursos legales y que la sociedad protege al que defrauda, una modalidad contractual como ésta puede ser problemática y un coste inasumible para las arcas del Estado.

[Todo lo escrito es ‘rebus sic stantibus’, es decir, mientras que la modalidad contractual se atenga a la esquemática caracterización que nos han dado]