El 23 de enero de 2007 el argelino Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) anunciaba de manera oficial que pasaba a denominarse Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI). Llevaba ya una década de sangre en las alforjas. Confirmaba todas las sospechas: Bin Laden se hacía con una «franquicia» en el norte de África. Y bien nutrida, porque cerca de tres mil argelinos habían pasado ya por sus campos de entrenamiento en Afganistán.
Al Qaida ha tomado el mando de una nebulosa terrorista hasta ahora demasiado dispersa, tanto en sus objetivos, demasiado erráticos e indiscriminados como para ...