Una semana en el claustro y el Madrid explotó a puerta abierta, ante su hinchada, por fin feliz con su equipo . El madridismo se sintió agradecido con el juego y el resultado. Fue un Madrid huracanado ante un adversario sin chicha, un Deportivo que destila un inquietante tufillo. Por lo visto en Chamartín, al cuadro gallego le espera un curso agónico. Frente al Madrid fue un trapo, se le vieron todos los costurones. Su rival, con muchas deudas pendientes, no tuvo misericordia. Fresco por los cinco días de descanso, estuvo ambicioso y punzante.