¿Un fusible? Ya es viejo. ¿Una clave de Internet perdida? Puede ser. ¿Cansancio? Quizás. ¿Falta de pulsión? Más intelectual, pero quizás más real. En ello anda el Athletic, enredado entre el espíritu y la fe. Ante el Slovan, en un partido puramente práctico, en busca del primer puesto del grupo, con la clasificación garantizada, ante el colista desahuciado, volvió a romperse. Ese descosido que últimamente le amenaza, después de anteriores exhibiciones, que le afean el traje.