"Comience a pensar como si jamás hubiese tenido un hijo". Wang Jie, de 48 años, recuerda las palabras que le soltó aquel policía porque le congelaron el alma. "Por poco me quedó paralizado", relata. "En Año Nuevo chino, cuando eche de menos a mi hijo, ¿me podrá usted prestar al suyo durante unos días?", respondió Wang al oficial.
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