Desde hace unos años un conjunto de personas y una asociación han conseguido introducir dentro de la agenda de los medios una de las cuestiones más chuscas que puede afrontar una sociedad: el robo de niños recién nacidos a sus padres.

Después de mucha insistencia y, sin duda, gracias a la presión mediática, el Ministerio Fiscal ha comenzado a realizar las actuaciones que les corresponde y los juzgados de instrucción han comenzado a recibir las primeras denuncias.

Se han dado nombres de médicos, religiosas, empleados de cementerios. No sé si son los responsables o no lo son, si se han producido esos tobos de recién nacidos, pero estos cientos, si no miles, de casos merecen una investigación exhaustiva de las autoridades judiciales y la correspondiente puesta a disposición de todos los medios posibles por parte de las autoridades posibles.

Tengo la impresión, puramente subjetiva, de que algo ha habido. Las fotografías de siempre el mismo niño fallecido con padres diferentes es una prueba para que unos cuantos tiemblen y otros muchos se pongan a investigar e intentar depurar responsabilidades de por los muchos delitos conexos que, de ser cierto todo esto, se han cometido. Sé que la prescripción se cierne sobre estos hechos, pero no por ello hay que dejar de averiguar lo que haya sucedido.

Actualmente las maternidades de los hospitales tienen estrictos sistemas de identificación y muchas cosas que se dieron en los años setenta no tienen cabida. No creo que ésta sea una cuestión de debate político, sino una cuestión de simple y llana justicia. Hay principio de prueba y esto es suficiente para que la Justicia investigue y negar, sin valorar las pruebas, que esto se haya dado, ni un solo caso, sí es una prueba: de depravación moral.

Posted originally: 2011-04-14 09:00:18