En esta época del año -en la que unos relajados y otros deseando que la tierra se les trague, tienden sus cuerpos al sol y a las miradas ajenas-, ni siquiera los políticos se libran de la tendencia generalizada a rendir culto al cuerpo, aunque para ello necesiten machacarse haciendo deporte o someterse a leoninas dietas, antes de conseguir, y no siempre, la buena forma física que sus genes o el inexorable paso del tiempo les han negado.
Si hace unos días el presidente Nicolas Sarkozy era la noticia del día al ser ingresado en un hospital tras desvanecerse en su residencia de Versalles mientra...