Con una charla de apenas 45 minutos, cuyo contenido y tono aún son desconocidos, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, zanjó la polémica mediática más controvertida, y acaso estéril, de los últimos años de la política mexicana. En su despacho en la capital mexicana, Ebrard desinfló en menos de una hora a un personaje que vivió bajo los focos los últimos 103 días, para deleite de la prensa y de algunos sectores que veían en él una pequeña revancha en contra del ex candidato presidencial del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador.