«El Rafita», uno de los cuatro condenados por la muerte de Sandra Palo, ya está en la calle. Eso sí, su paso por los calabozos policiales no ha sido coser y cantar. Desde que Rafael García Fernández fue trasladado a la comisaría de Hortaleza y uno de sus compañeros de celda le reconoció, las amenazas y los insultos hacia él no cesaron. Según relatan los jóvenes que también estuvieron detenidos a la espera de pasar a disposición judicial, les llegó a decir al final de la jornada, en tono chulesco: «A mí no me va a matar nadie».
«Al principio, como yo no dije que le había reconocido, tenía cach...