Rescate: paranoia o realidad


Rescate: paranoia o realidad
El Gobierno dispone de un colchón de liquidez y su versión de no solicitar el rescate es creíble. Pero el 'show' debe continuar

En las últimas semanas tengo la sensación de ser el protagonista de Minority Report, cuya misión era anticipar el futuro. Hoy toca la paranoia que se filtra desde Bruselas que mañana sábado el Gobierno español pedirá el rescate. Si nada cambia, el rescate lo tiene que solicitar el país y el Gobierno de España dice que no tiene intención de pedirlo. Por lo tanto, da igual que lo diga la Comisión, Angela Merkel o el Arcángel San Miguel. El Gobierno dispone de un colchón holgado de liquidez y acaba de emitir 2.000 millones de euros en bonos ayer por lo que no está en una situación límite y su versión de no solicitar el rescate es creíble. Pero da igual, el show debe continuar.

Otra cosa es que las nuevas necesidades de recapitalización del sistema bancario y la situación crítica de algunas comunidades autónomas hayan aumentado las necesidades de financiación del Tesoro en el último mes, muy por encima de lo anticipado a los inversores, y la tensión en los mercados va en aumento. Por lo tanto, tiene sentido hablar de algún tipo de ayuda en los próximos meses. Es cierto que el Gobierno español ha cometido errores estratégicos. Es cierto que la situación de nuestra economía se ha deteriorado y con ella las finanzas públicas y la solvencia de nuestro sistema bancario. Pero también es cierto que buena parte del deterioro es derivado del contagio de la crisis del euro y es responsabilidad exclusiva del dúo Merkozy y del BCE, que han impuesto una política económica equivocada desde 2010 y han sido incapaces de resolver la crisis griega y frenar el contagio.

Desde Alemania no entienden por qué España no quiere solicitar un rescate, lo cual denota una negación de la realidad que ya roza lo patológico. Los tres experimentos de rescate que conocemos hasta ahora han sido desastrosos y la medicina ha provocado un mayor deterioro del enfermo. Es lógico que un Gobierno, en este caso el español, no quiera que eso vaya a volver a suceder en su país.

El fondo de ayuda europeo exige que sea el país el que pida la ayuda y asuma la condicionalidad. Esto supone una socialización de deuda privada por deuda pública y provoca que las agencias de rating te cataloguen como bono basura inmediatamente, cerrando de manera completa y permanente el acceso a los mercados de financiación. Además, la deuda con la troika tiene prevalencia en una posible quita sobre la deuda privada por lo que cada día que pasa y la situación no mejora el riesgo de quita privada aumenta y con él el diferencial de tipos de interés con Alemania. O sea tenemos un problema con la prima de riesgo y la solución que nos proponen nuestros socios europeos, lejos de ser la solución, se convierte en parte del problema.

Se habla de una línea de crédito preventiva que prestaría directamente al FROB para evitar el estigma del Tesoro. Esto suena bien pero el demonio está en los detalles. Para acceder a la línea preventiva el país tiene que cumplir el Pacto de Estabilidad. España no lo cumple por lo que el Plan de rescate ¿tendría condicionalidad fiscal? ¿de qué tipo? y ¿con qué intensidad de ajuste adicional? El país tiene que tener estabilidad macroeconómica, algo que se ha cuantificado con varias variables algunas de las cuales España no cumple. ¿Exigirán una nueva reforma laboral para aumentar la flexibilización salarial y reducir nuestros costes laborales unitarios? Tenemos una deuda externa neta muy superior a la considerada estable, ¿será necesario mayor desapalancamiento bancario y restricción de crédito cómo exigieron a los irlandeses?

Estos son los detalles que hay que negociar. Si vienen realmente con la intención de ayudar, esto se debería negociar en privado y no con filtraciones interesadas que lo único que provocan es mayor tensión en los mercados y acaban forzando al país que solicite la ayuda. Pero este es el estado de la Unión, aquí todo el mundo lo traduce en clave doméstica y comienza a preparar a sus votantes y contribuyentes para el evento. Por supuesto tiene que parecer que la culpa es 100% del país que solicita la ayuda, ya solo faltaba reconocer que la política económica europea de la austeridad obsesiva nos lleva a la depresión y a la deflación y haya que asumir el coste político de los errores cometidos.

Queda muy feo que el equipo que va perdiendo se queje del arbitraje. El Gobierno español debería estar contestando a Bruselas con un presupuesto plurianual para conseguir que nos retrasen un año el objetivo de llegar al 3%. Hay que aclarar el plan de recapitalización de Bankia y que se va a hacer con las otras entidades intervenidas por el FROB. Pero nuestro Gobierno tiene razón cuando dice que España es demasiado grande para caer. Si el experimento se les va de las manos y estalla, el contagio a Italia tardaría horas y estaríamos hablando de un terremoto financiero con una magnitud 20 veces superior al de Lehman Brothers. Lamentablemente, igual que en 2008 de nuevo las decisiones se basan en el maldito riesgo moral y en el castigo ejemplarizante y si sigue así el cuento no tendrá final feliz.

No obstante, como esto por suerte no es Minority Report, conviene nunca olvidar la sentencia de Keynes: “Cuando piensas que va a suceder lo inevitable, surge lo imprevisto”. Esperemos que lo imprevisto por fin sean indicios de vida inteligente en Europa.

José Carlos Díez es economista jefe de Intermoney.


Posted originally: 2012-06-08 14:41:06

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