El deporte contemporáneo y el deporte español tienen contraída una impagable deuda con Juan Antonio Samaranch. Porque él, como ningún otro, ha sabido soñar, pensar y, en buena medida, realizar las bases conceptuales y organizativas del deporte de nuestro tiempo. Un deporte que, en mayor medida que cualquier otro fenómeno, responde a la difícil armonía de lo global, del que es una perfecta expresión, y lo local. Pocos como Samaranch han entendido ese poder, mitad estratégico mitad simbólico, del deporte en el umbral del siglo XXI para el mundo globalizado y para los pueblos.
En octubre del 200...