Del silencio al hambre


Del silencio al hambre
En la fiesta de esta noche, en el enorme comedor del Ayuntamiento de Estocolmo, había 1.350 comensales. Ávidos. Pasaron del silencio respetuoso con que aguardaron, en la sede donde se entregaron los premios, la llegada del rey y de los premiados a un bullicio estrepitoso, organizado en torno unas 500 velas y animado por centenares de camareros y por un ejército de cocineros que lleva trabajando el pato, el rodaballo y el bavarois al chocolate desde el jueves último. Aquí están todas las familias de todos los Nobel, acaso 120 personas; hay un número similar de peruanos y de españoles, por cierto; y está toda la sociedad sueca, presidida por los reyes y casi toda su familia. La cena, que se espera aquí como el gran acontecimiento del año, tiene dos puntos culminantes, cuando habla el rey, que no dice más allá de siete palabras en honor de Alfred Nobel, y cuando habla el Premio Nobel de Literatura. Este año Mario Vargas Llosa ha explicado lo que quería hacer: "Como soy un fabulador, a esas mil y pico de personas que me van a escuchar les contaré un cuento. Lo malo del asunto es que el protagonista de la fábula soy yo".



Posted originally: 2010-12-10 22:06:00

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