La Guardia Civil ha reportado este 13 de septiembre el hallazgo de un ánfora que, según las pesquisas realizadas con posterioridad, podría datar de la segunda mitad del siglo I de nuestra era.

Según el Cuerpo, el objeto se encontraba semienterrado en mitad del lecho marino de nuestra ciudad cuando este fue avistado por un binomio del GEAS, cuyos integrantes procedieron de inmediato a retirar los escombros de alrededor para comprobar el estado en el que se encontraba la pieza.

Al parecer, "la parte visible se encuentra en perfectas condiciones". La vasija cuenta con una longitud aproximada de un metro y una anchura de alrededor de cuarenta centímetros. La boca carece de tapón, por lo que su interior estaba repleto de conchas, piedras, fango y hasta organismos marinos. Pese a haberse observado "un pequeño desprendimiento" en la zona de la punta, el cántaro tiene intacta sus dos asas.

Tras la inmersión, la Benemérita procedió a marcar la zona para, acto seguido, hacer llegar la noticia al arqueólogo adscrito a la Consejería de Educación, Cultura, Juventud y Deporte, quien, tras valorar las circunstancias de la ubicación, aconsejó recuperar el ánfora por considerar que existía riesgo de daño o expolio.

Así las cosas, varios buzos del GEAS volvieron a sumergirse en el lugar del hallazgo. Tras un reportaje fotográfico, los efectivos iniciaron las labores de desenterramiento con la máxima de las precauciones. Y es que, dada la antigüedad del objeto, una mala praxis podría haber derivado en que este se acabara rompiendo.

Liberada la pieza, el Cuerpo llevó a cabo otra inmersión para colocarla sobre una red con la que elevarla hasta la superficie. Una vez a bordo del barco nodriza, la reliquia fue trasladada hasta la base del propio GEAS, donde permaneció en el interior de una pileta llena de agua dulce hasta la llegada del arqueólogo municipal.

Luego de una primera comprobación, el experto determinó que se trataba de un ánfora de tipo 'Beltrán IA', muy producida en la actualidad en buena parte del litoral andaluz. Esta ya ha sido llevada a uno de los almacenes del Museo de Ceuta. Allí, la vasija será sometida a una intervención que abarcará investigación y conservación; todo ello, bajo la supervisión de un equipo arqueológico de la Universidad de Cádiz, que empezará a trabajar a partir de octubre.