reliquia

Técnico, vicepresidente y con la reliquia en la mano

Champions

La imagen de Kurban Berdyev en un banquillo de fútbol no tiene desperdicio. Agarra con fuerza una reliquia musulmana y se la lleva a los labios mientras contempla el desarrollo del juego de forma serena, inmutable durante los 90 minutos. Aparentemente no da indicaciones a sus jugadores, aunque todas las decisiones son suyas. Con la gorra calada hasta las cejas y el cuello del chándal subido hasta la barbilla, apenas deja ver dos ojos muy expresivos, atentos a todo lo que sucede.

Cuentan que la calma sólo la perdió el día que el Rubin Kazan conquistó su primer campenato liguero, el que le valió para disputar la actual Champions League. "Alá es grande", gritó mientras entraba en el campo.

Berdyev, 57 años, no quiere que le tomen por un fanático religioso. Por eso explica que "necesito tener la reliquia en mis manos, pero no por superstición, es una necesidad personal, es algo difícil de explicar, pero cualquier musulmán me entendería".

Quizás no haga falta ser musulmán para entender lo del símbolo en sus manos. Cuesta más asimilar la doble función que desempeña en el club que los ruegos a Alá. En el Rubin Kazan no sólo es el entrenador, sino que ejerce de vicepresidente, una compatibilidad de cargos que en la Liga española sería motivo de polémica. Pero en el club tártaro es el jefe. Como explica el lateral argentino Cristian Ansaldi, "es muy estricto, no permite hablar en el autobús y siempre nos habla de Dios". Quizás sea la clave del éxito

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad