El Eurogrupo, la reunión institucionalizada que congrega a los ministros de Economía y Finanzas de los Estados miembros cuya moneda es el euro, al presidente del Banco Central Europeo, al Comisario Europeo de Asuntos Económicos y Financieros y a su propio presidente, aprobó el pasado sábado dar una línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros a aquellas entidades financieras que así lo solicitasen. Decisión que en ningún caso puede ser entendida como un rescate al conjunto de la economía española equiparable a lo sucedido con Grecia, Irlanda y Portugal por cuestiones evidentes.

La diferencia más importante entre ambos casos radica en que un rescate supone la pérdida total de la soberanía tanto económica como política. Por contra, una línea de créditos no supone pérdida alguna en la capacidad de decisión de un país que accede a una ayuda económica que tan solo afecta al 30% de las entidades financieras españolas. No obstante, si se hubieran adoptado mucho antes las medidas ahora emprendidas por el Ejecutivo del Partido Popular con total seguridad no hubiéramos llegado a la situación actual, de hecho hay países que lo hicieron hace tres años.

El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehen, ha respondido a las críticas vertidas en los últimos días por diferentes dirigentes de la izquierda española afirmando que los requisitos asociados a la línea de crédito ofrecida por el Eurogrupo se centrarán exclusivamente en el sector financiero beneficiario de dicha ayuda no incluyendo nuevas medidas en materia de ajuste y reformas de las ya anunciadas. Los bancos en cuestión deberán recortar dividendos, reestructurar su organización empresarial, vender activos para rebajar el nivel de endeudamiento y controlar férreamente las políticas de remuneración.

Los ciudadanos debemos ser plenamente conscientes de que si el Gobierno presidido por Mariano Rajoy no hubiera afrontado desde la responsabilidad la situación heredada aprobando el amplio paquete de reformas estructurales en los últimos cinco meses hoy no estaríamos hablando de una línea de crédito beneficiosa sino de la intervención del Reino de España con la consiguiente pérdida de soberanía nacional. Sin ninguna duda, España ha recuperado en gran medida la credibilidad pérdida en los últimos años a pesar de los esfuerzos de los dirigentes socialistas. Por cierto, no quisiera finalizar mi artículo de hoy sin recordar la trayectoria política del actual vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de la Competencia, Joaquín Almunia, ex secretario general de los socialistas españoles y candidato a la Presidencia del Gobierno por esta formación en las Elecciones Generales de 2000.