La RPT es imposible en el Ayuntamiento de Ceuta, y digo bien, en el Ayuntamiento. ¿Por qué? Pues fácil, el actual Estatuto de Autonomía establece que el personal de la Ciudad Autónoma está regido por la Ley de bases de régimen local y demás legislación complementaria, pero resulta que esa competencia se ha transferido a las comunidades autónomas y, como aquí no los somos, nos encontramos que en materia de personal el Ayuntamiento se encuentra en una situación jurídica extraña y rara, como en otras materias. Por cierto, señores políticos y demás tribus que han formado o han estado en la comisión del Estatuto. ¿Sabían ustedes esto, o estaban demasiado ocupados tirándose trastos a la cabeza?
Otro motivo es que actual Gobierno de la Ciudad carece de una política de personal. Yo no digo que sea buena o mala, es que no tiene. Sólo hay que fijarse que ésta es una empresa con más de ocho convenios colectivos, acuerdos reguladores y adhesión a otros convenios. Carecen ustedes de un órgano único de gestión de los recursos humanos. Lo único que les interesa es que los funcionarios estén contentos para que le voten en las próximas elecciones. Cada consejero o viceconsejero se cree el máximo órgano en materia de recursos humanos, creando situaciones de enfrentamiento entre consejerías, que al único que perjudican es al administrado, al ciudadano que mantiene con sus impuestos este monstruo llamado Ciudad Autónoma de Ceuta.
Otro tema aparte son los sindicatos con representación en la ciudad. Estos sí son ya para llorar. Entre pensionistas, desaparecidos y demás fauna que pulula por allí, el Ayuntamiento es una autentica selva. Un presidente de la Junta de personal, que me sobran los dedos de una mano para decir las veces que ha reunido a dicho órgano. Otros, que ya ni viven en la ciudad. Algunos más pendiente de jubilarse que de otra cosa. Otro que juega a política dentro del partido mayoritario para resolver asuntos pendientes. Y claro, todos ellos más pendientes de hacerse la vida imposible mutuamente que del trabajo sindical propiamente dicho y con el único objetivo de mantener sus liberaciones, su situación de privilegio.
Y por último el trabajador de la Ciudad, persona a la cual se le paga por ir, lo de trabajar, esa es otra historia. Acostumbrado a ser un niño mimado y consentido, más pendiente muchas veces de pelotear al político de turno para que éste le dé sus migajas que de trabajar. En el momento que tiene el más mínimo problema se va a ver a papá Vivas para que se lo resuelva, y éste convencido como está de que los trabajadores de la Ciudad le darán la victoria en las próximas elecciones, le da la razón aunque lo no la lleve.
Bueno con todo lo dicho, si alguien piensa que se puede hacer la famosa RPT, que dé una solución. Yo tengo una. Quememos el Ayuntamiento y empecemos de nuevo, esto es una auténtica locura.