- Como ya viene siendo habitual, desgraciadamente, cuando se inicia un periodo preelectoral, se orillan los intereses del profesorado, se olvida la importancia de la unidad en la lucha sindical practicada durante cuatro años, y se retorna, durante tres meses, a los desagradables enfrentamientos y a la utilización de las “malas artes”. Gana la administración, pierde el profesorado.

El pasado día 4 (unos días antes de la celebración de la manifestación del día 8, convocada contra la política ministerial), UGT hace pública una nota de prensa con afirmaciones del siguiente estilo: “La victoria de UGT en las próximas elecciones sindicales supondría un nuevo impulso a la Junta de Personal Docente y se la despojaría de implicaciones políticas”. Este tipo de irresponsables afirmaciones resultan tan increíbles como vergonzosas.

Es increíble que una organización sindical que durante estos últimos cuatro años ha respaldado todas y cada una de las denuncias y movilizaciones de la Junta de Personal Docente, estando siempre en una posición discreta cuando había “tortas” y en primera línea cuando asomaban los micrófonos y había que “figurar”, descubra ahora que este órgano está politizado. ¿Cómo es posible que hayan participado y sido cómplices de esa presunta politización y ahora la denuncien?

La estrategia de UGT, basada en un triple discurso, es suficientemente conocida en esta ciudad: un discurso en los despachos del poder (sumisión absoluta para negociar prebendas), otro en los centros (fingida radicalidad para aparentar combatividad) y otro en la calle (apoyando pero siempre en segundo plano para poder simultanear los dos anteriores). Siempre buscando la complicidad de la administración en su competición (paranoica) con CCOO. Cuando ha gobernado el PSOE porque son “cuñas de la misma madera”, cuando lo hace el PP porque le ofrecen una alternativa más moderada y menos beligerante con la administración, que los prefiere antes que lidiar con CCOO.

Es vergonzoso, porque comienzan a reproducir las mismas actuaciones que en el último proceso electoral de infausto recuerdo. Un proceso cargado de descalificaciones, fundamentalmente insidias y mentiras transmitidas “boca a boca” con el único objetivo de robar un mísero voto. El corolario de este disparate fue la patética denuncia judicial que interpuso UGT por presuntas irregularidades en la constitución de la Junta de Personal, con el consiguiente escarnio y ridículo en la sentencia a nivel local, que posteriormente fue rotunda y contundentemente refrendada por el TJS de Andalucía. Aún esperamos el reconocimiento y la rectificación pública de UGT por todas las injustas, inciertas y falsas afirmaciones vertidas.

Es irresponsable por las nefastas consecuencias que supone el resquebrajar o romper la unidad sindical. En un período tan difícil y complicado como el que estamos viviendo, con una administración prepotente, que está perpetrando un feroz ataque al profesorado y a sus condiciones de trabajo, y que está destrozando la escuela pública, es inexplicable que con este tipo de actuaciones se propugne la desunión o disgregación sindical. Si fuertemente unidos difícilmente aguantamos, fragmentados nos van a laminar.

¿Cómo es posible acusar de politización a la Junta de Personal días antes de una manifestación convocada por la misma y cuyo resultado es de vital importancia? ¿Con qué autoridad moral se puede pedir a unos compañeros que respalden una movilización profesional y afirmar que el órgano convocante, en el que están integrados, está politizado? ¿Tan importante es alcanzar la presidencia de la Junta de Personal que se sacrifica los intereses de todos los profesores para que alguien se realice personalmente?

Es una pena no aprender de los errores. Esto ya lo hemos vivido en otras ocasiones. Somos conscientes de que en las próximas elecciones se desatará una campaña furibunda contra CCOO desde diversos ámbitos. Son muchos los que quieren acabar con CCOO, los que no perdonan su firmeza, su combatividad, su valentía, su compromiso indestructible con el profesorado de Ceuta. Se sumaran intereses muy variopintos que todos coincidirán en la intención de apartar a CCOO del liderazgo del movimiento sindical del profesorado. En ello coincidirán paradójicamente intereses aparentemente contrapuestos (administración y sindicatos).

Lucharemos. Como hemos hecho siempre. A nuestro estilo, con la verdad por delante. Sin insultos ni descalificaciones a los que consideramos compañeros; pero sin silencios, ni cortapisas. Y desde luego, manteniendo inalterado el orden de prioridades: en primer lugar los intereses del profesorado, y después, sólo después, nuestro legítimo interés electoral.

Cuando el proceso avance y el escenario descrito sea visible, es conveniente que todo el profesorado recuerde como se inicio este disparate.