- Aún ando intentando relacionar las palabras de la Ministra Ana Mato sobre su Plan de Apoyo a las Familias, con las que pronunció el actual Presidente de Honor, José María Aznar, el 23 de julio de 2008 donde decía algo así como que “otras realidades como uniones del mismo sexo son respetables, pero no deben ser equiparadas ni al matrimonio ni a la familia, si se debilita la institución de la familia, se estará debilitando el nervio moral de la sociedad, los derechos de diseño pueden hacer que deje de creerse en los derechos universales”.

Claro, y me pregunto yo, ¿cómo podemos hablar de igualdad de oportunidades cuando se traspasa uno de los principios fundamentales como es el respeto a los distintos modelos de familias, a la libertad de opción y a la capacidad de decidir sobre cómo vivir la vida? Todavía tengo memoria, esa que quieren borrar, y en Políticas de Igualdad jamás hicieron algo en el tiempo que estuvieron gobernando.

Pero ahora, e intentando disfrazar una realidad pintada con excepciones, nos deleita con un programa fiscal de ayuda a las familias con menores a su cargo, que lejos de ser positivo, intuyo que lo que intentan es seguir manipulando a una sociedad que sufre la mayor subida de impuestos y los excelsos recortes de la historia, con el único objetivo de seguir estimulando y potenciando los valores de la familia tradicional.

¿Apoyo a las mujeres embarazadas y a la maternidad? Si, por supuesto, pero también exijo apoyo a las mujeres que deciden no seguir con el embarazo, a las familias homoparentales a las que se les niega la escolarización de su hijo y a otras tantas familias que ejercen la paternidad o la maternidad de manera independiente y en solitario.

Por tanto, y ya que ha utilizado la palabra transversal en su discurso, en el octavo Congreso Nacional de Familias Numerosas, estaría bien que ahora hiciera de ello una realidad y se sentara con todo su equipo para analizar las enormes secuelas que se van a producir con la actual reforma laboral, en los derechos y logros conseguidos hasta ahora por un Gobierno socialista en materia de igualdad.

Los permisos de lactancias modificados, las bonificaciones para incorporar a las mujeres después de un periodo dedicado al cuidado eliminado y la flexibilización del horario a nivel de organización, en manos de las empresas, pero claro, seguimos insistiendo en los discursos llenos de populismo y en los que se desprende la intención de seguir apostando, como ya lo hicieron en el pasado, por una política de subvención de empleo femenino a las empresas, en vez de invertir en atención social, con la única finalidad de reforzar la figura de las mujeres cuidadoras de las familias, porque las guarderías en los centros públicos son imprescindibles, el teletrabajo también, pero insisto, ¿y los permisos de paternidad? ¿Y las campañas y los discursos centrados en la corresponsabilidad?

Como decía Emma Goldman, “Si no puedo bailar, no me interesa tu revolución” Y en este baile, el PP tiene reservado el derecho de admisión.