25 octubre 2009 13:13 h.
Unánimemente, el clamor de la clase política ceutí al unísono es que Miaja fue 'un hombre de gran integridad, honesto y con saber estar, que escuchaba, de comportamiento ejemplar'. Pero yo añado que jamás se enriqueció, viviendo hasta su muerte en la humilde barriada de El Morro. Hasta Vivas, principal líder local del partido contrario a Miaja y actual presidente autonómico reconoció que había muerto “un hombre afectuoso, cálido y respetuoso”,
No obstante, cuando dejó la actividad pública política quedando fuera de los focos de tensión, se dedicó a si mismo, a cuidar su salud con largos paseos boina y bastón en ristre y a mantener el calor humano del contacto de calle con el pueblo. Era un buen tertuliano en los bares y cafés de la ciudad donde improvisaba interesantes charlas, demostrándose avezado y muy informado sobre la situación actual a pesar de estar retirado de la actividad política. Fue testigo con gran dolor y pena -una espinita clavada en su corazón- de la crisis de su partido. Una crisis que degeneró en división interna y una grave debilitamiento electoral, todo lo cual le entristeció sumamente. Aún así, estuvo pendiente de su partido -fue él quien lo organizó y refundó en la clandestinidad junto a Paco Vallecillo teniendo el 'cuartel general' en el bar Noray- y desde fuera, llegó a dar consejos sabios, ayudar, apoyar y asesorar -siempre cuando se le preguntaba- a los nuevos dirigentes jóvenes que se hicieron cargo del socialismo ceutí como Carracao a quien apoyó en la asamblea constituyente del PSCE.
En lo que a mi respecta, le conocí como alcalde, en sus últimos dos años. Siendo yo redactor periodista de la sección 'barriadas' en el extinto diario ceutí 'El Periódico', pude comprobar en su persona y en su figura de alcalde, evidentes generosidad, humildad, solidaridad, humanidad, paciencia, caridad o compasión, espíritu de entrega, capacidad de diálogo y muchas cualidades más; cuando surgió la catástrofe de unas graves riadas e inundaciones que causaron cuantiosos daños en Ceuta y un sinfin de familias pobres damnificadas que habían perdido sus casas y chabolas. 'Frutos', a un ruego mío intercediendo por ellas -me atendió en su despacho- accedió a reunirse con estas familias que protestaban ante el palacio consistorial demandando ayudas. Suya fue la solución: materiales gratis del almacén municipal para que repararan sus hogares destruidos. Y firmó vales por concepto de cemento, ladrillos, bloques, yeso, uralita, chapa, etcétera. El efecto resultó emotivo. Los afectados lloraron de alegría y suspiraron aliviados. Agradecidos, esperaron a Miaja a la salida, y casi le besaban la mano. De estas cosas era capaz 'Frutos'.Y de muchas más.
Y para los suyos, sus compañeros o camaradas ideológicos, Miaja fue todo un modelo ejemplar de socialista. Alguien que no morirá, pues parafraseando a Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, 'un socialista nunca muere'. Y 'Frutos', tanto por socialista como por persona y 'caballa', vivirá eternamente en la memoria de Ceuta y de los corazones y mentes de los ceutíes. Descanse en paz. In memoriam